Aporte para la vida

Aporte para la vida

No sabemos de cuántas cosas puede prescindir el ser humano y subsistir sin ellas. Lo que sí sabemos con certeza es que su existencia es consustancial al ambiente que le rodea y que el deterioro de éste es una amenaza para su vida. A los 20 minutos de nacer un ser humano necesita agua, y mucho antes que eso necesita respirar aire, dos elementos del ambiente de los que dependerá hasta la hora de su muerte.

Pensamos que la reflexión anterior está asociada a los motivos que inspiraron a Minerva Isa, encargada del equipo de Investigación de este diario, y los reporteros Sorange Batista y Eladio Pichardo, del mismo equipo, a embarcarse en una profunda investigación que han compilado en el libro titulado «La huella de los ríos», que fuera puesta en circulación ayer con el respaldo de este periódico y el Banco del Progreso.

La obra está fundamentada en las impresiones recogidas por los autores en decenas de fuentes acuíferas exploradas por ellos en todo el país, observaciones sobre el terreno relacionadas con el deterioro de las cuencas hidrográficas, la foresta y la fauna asociadas a las mismas, así como numerosas consultas a especialistas en cuestiones ambientales. Se trata de un valioso esfuerzo por calibrar el papel jugado por el ser humano en las alteraciones, benignas o perjudiciales, de las cuencas hidrográficas, la foresta y el medio ambiente en sentido general.

Asimismo, se incluyen en este libro investigaciones sobre los grados de contaminación en importantes ríos del país y las consecuencias que se han ido derivando de esta situación. Del mismo modo, las alteraciones hechas por la mano del hombre en las cuencas hidrográficas por medio de la extracción de materiales y la tala de árboles.

«La huella de los ríos» no pretende ser una cátedra sobre preservación del medio ambiente. Sus autores persiguen que este aporte sirva más bien de inspiración para despertar el interés de todos los dominicanos en esta materia, para eventuales programas conservacionistas o inclusión de asignaturas afines en los programas de educación. Se trata, en definitiva, de un aporte valioso para la vida.

[b]A la carta[/b]

Definitivamente, hay quienes creen que las modificaciones territoriales son un proceso que se puede manejar como quien cambia de camisa.

Muy a pesar de las advertencias hechas por la Junta Central Electoral (JCE) contra estos afanes, hay quienes persisten en cambios de categorías en demarcaciones nacionales.

Ahora se quiere convertir en provincia el municipio de Haina y las motivaciones son más políticas y electoralistas que de cualquier otra índole.

Aquí los cambios de categorías no han estado obedeciendo a estudios socio económicos de las demarcaciones consideradas elegibles para esos fines. Basta que alguien aspire a síndico, gobernador, legislador o reguidor para que le surja la idea de crear nuevos municipios o provincias que faciliten el logro de sus particulares ambiciones. Estos criterios llevaron a fraccionar el Distrito Nacional para insertar la provincia Santo Domingo, y las mismas ideas han primado para pretender crear tres nuevas provincias en estas inmediaciones.

Crear nuevas provincias no haría más que multiplicar burocracia e incrementar los gastos del Estado en sueldos y salarios sin que las demarcaciones ascendidas tengan las condiciones necesarias para retribuir esos costos.

De una vez por todas, hay que renunciar a esta práctica de fraccionamiento de territorio a la carta.

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