APORTE
Los pensadores y el sentido de nación

<STRONG>APORTE<BR></STRONG>Los pensadores y el sentido de nación

El quinto capítulo es una panorámica sobre pensamiento y obras de Antonio Sánchez Valverde, Andrés López Medrano, José Núñez de Cáceres, Bernardo Correa y Cidrón y Ciriaco Ramírez.

Al enjuiciarlos, Ciriaco Landolfi se hunde en la vida y los pensamientos, radiografiando el contraste, no fácilmente entendible, entre lo que fueron sus ideas políticas y sus actuaciones públicas. De López Medrano señala que fue un virtuoso de la inteligencia progresista, pero que desafortunadamente creyó en las argucias de la política, dejándose llevar por los vaivenes de la época. Su ideal de progreso lo condujo a celebrar la ocupación haitiana  de 1922 inducido por el espejismo de la liberación de los esclavos y la promesa de Jean Pierre Boyer de reabrir la universidad.

De igual modo abrazó la Constitución de Cádiz, que reafirmó el privilegio clasista y olvidó millones de esclavos americanos. Medrano también aspiró a una monarquía constitucional en la España oscurantista.

De Bernardo Correa y Cidrón alaba su   inteligencia cultivada, el afrancesamiento  y su adhesión al gobernador Luois Ferrand, ejecutor del Tratado de Basilea, sin advertir que la Revolución francesa había regresado al despotismo con Napoleón Bonaparte.

Destaca de Sánchez Valverde su inteligencia y reciedumbre, pero con una biografía en la que  ser mulato le cerró las puertas, y determinó que ese tema le persiguiera obsesivamente hasta el resto de sus días. Su mayor pecado lo constituyó valorar la esclavitud como motor del progreso.

Valora a Núñez de Cáceres deteniéndose en los ditirambos de su vida pública, adentrándose en facetas de cuya opacidad no da cuenta la historiografía dominicana. De la Independencia Efímera, Landolfi confiesa que a lo largo de su vida no ha podido identificarse con ésta, pues no se sabe si finalmente pudo ser un acuerdo sensato entre el gobernante y el emancipador. También entiende inconcebible una liberación nacional con la esclavitud institucionalizada, como fue el caso. Sin embargo, al contextualizar el entorno nacional e internacional, concluye como innecesario restarle méritos, porque ese hombre inteligente y bien intencionado, al fin y al cabo fue engañado por sus vecinos, como también lo fue Duarte, tras el espejismo liberal de los conspiradores de Praslin.

La vida llena de contradicciones de estos personajes, queda reiterada por José Miguel Soto Jiménez.

El análisis social de la historia.  En el penúltimo capítulo, Ángel Moreta y Roberto Cassá ahondan en las figuras de Juan Isidro Jimenes Grullón y Juan Bosch, y con estos, en  corrientes historiográficas como el marxismo, el funcionalismo y otras que influyeron tras la muerte de Trujillo.

Moreta se adentra en sus biografías  e incluye la participación política en momentos estelares de la vida nacional, sus encuentros y desencuentros hasta culminar construyendo un cuadro que resalta las coincidencias en sus oficios como intelectuales,  académicos,  cientistas sociales, atribuyéndoles igual y elevada estatura moral y señalando que no  evitaron la enemistad.

Pero cuando profundiza  la nueva historiografía, eleva la Sociología política dominicana, obra cumbre y de madurez de Jimenes Grullón, como la consolidación definitiva  del incipiente movimiento de revisión histórica vivido en el país, contestatario del legado dejado por la historiografía tradicional. Para esto, escarcea en la intensa labor analítica, la metodología, la lectura de fuentes con mirada crítica, que realizó su autor.

Resalta logros del libro, como su explicación del fenómeno de la enajenación de las masas por el caudillismo, liquidación de las tesis hispanistas,  inficionamiento del movimiento restaurador por el caudillismo baecista,  demostración de que el Partido Azul no nace durante la gesta restauradora sino al finalizar la primera década de la misma,  transformación del partidismo azul en unipartidismo, caracterización de la formación social dominicana, su estructura de clases y contradicciones sociales a partir de 1844, entre otras.

Finalmente, parte de la propia concepción de Jimenes Grullón para tipologizar las corrientes alternativas frente a la historiografía tradicional. Encara a la corriente marxista (que valida) no haber emprendido una labor de fundamentos, balanceándose entre el economicismo extremo y el desprecio a las cuestiones sociológicas y filosóficas. La excepción es la obra de Grullón.

Roberto Cassá  comienza su ponencia con una introducción de la historia social calificándola como un hecho tardío y a contracorriente de la tradición historiográfica, lo que implicó su innovación intelectual.

Al enjuiciar la obra de Jimenes Grullón destaca que sus novedades principales fueron el análisis de las clases sociales y la penetración imperialista. Partía de la teoría marxista pero desde sus rudimentos básicos, razón que explica sus consideraciones generales cuando al usar las categorías, no establece las necesarias conexiones entre la estructura económica  y la social. Superpuso explicaciones psicológicas sobre las clasistas porque el nudo argumental enfatiza los comportamientos mentales de los sujetos. Sin embargo, entiende Cassá que su visión del trujillato aún no ha sido superada.

El otro fundador de la historiografía social dominicana, para Cassá,  es Juan Bosch. Destaca su estilo nuevo intentando identificar lo original de la sociedad dominicana, de ahí su concepto de arritmia histórica para dar cuenta de constantes sociológicas generales. Pero resulta evidente la centralidad puesta al plano psicológico en su interpretación de los procesos históricos, actitud metodológica que se manifiesta en toda su plenitud al abordar la figura de Trujillo.

En Composición Social Dominicana por primera vez se encuentra una explicación global respecto a los grupos sociales y sus actuaciones en la historia, afirmando una alternativa contrapuesta a la elaborada por Jimenes Grullón, 30 años antes, en República Dominicana: su pasado y su presente.

Cassá conduce por un interesante camino de revisión de las categorías utilizadas por los autores en cuestión, sus desplazamientos respectivos hacia la teoría marxista con la cual intentaron explicar la realidad dominicana. Plantea que frente al empirismo literario de Bosch, en Jimenes Grullón primó la rigurosidad teorética y la búsqueda para ajustar y entender la realidad con las determinaciones del materialismo histórico.   Al valorar aportes colaterales en la historiografía social, establece que el estudio de Luis Gómez, Relaciones de producción en República Dominicana, fue el primero de la historia económica conforme a la categoría del marxismo, marcando un hito en la historiografía dominicana.

En síntesis

Ideas de un Festival

Este artículo forma parte de una serie en la que el autor analiza los fundamentos del pensamiento político dominicano a partir de los trabajos presentados por destacados intelectuales en el interesante Festival de las ideas que se celebró en distintos espacios culturales y de estudios en el país y que fuera recogido en el citado libro. 

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