El Ayuntamiento del Distrito Nacional no debe, bajo ninguna circunstancia, levantar la medida que prohíbe el parqueo en la avenida Duarte, entre la calle París y la avenida Mella, y muy especialmente en el Barrio Chino donde la gente se mueve con mucha naturalidad y confianza, dadas las características especiales y novedosas del lugar.

A partir de dicha disposición, el adecentamiento de esa vía comercial es notoriamente positivo. Mucha gente que hacía años no pasaba por ese lugar, por miedo, hoy camina a pie con la confianza que despiertan los policías municipales y los de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET).

Los comerciantes que han manifestado algún tipo de inconformidad lo hacen pensando en función de sus intereses personales, no de los intereses y la seguridad de la ciudadanía y potenciales clientes.

Ellos no entienden que ahora pueden lucir sus mercancías en las vitrinas, sin el inconveniente de tarantines y aglomeraciones de gente que muchas veces hacían intencionalmente de caldo de cultivo para la ratería, que las puertas de sus negocios están despejadas para el uso de los compradores, que los carteristas han perdido sus madrigueras, que ya no es posible el espectáculo de los choferes orinándose entre los carros, reparando chatarras o usando las mismas como dormitorio.

Mas bien, debían dotar sus comercios de parqueos para que los clientes tengan más facilidad y seguridad al hacer sus compras. Para los que usamos ordinariamente esa vía lo ideal sería que el tramo comprendido entre la México y la Mella fuera convertido en peatonal, arborizado al centro y dotado de bancos para los munícipes sentarse en un ambiente libre de contaminación por plomo, a lo que creo que tenemos derecho.