La valiente gestión del Procurador General de la República, doctor Francisco Domínguez Brito, en contra de la corrupción y el narcotráfico, debe ser apoyada por todos los dominicanos que aspiramos un país mejor sobre la base de la justicia, la equidad, la decencia y respeto a los derechos humanos.

Su tarea no es fácil, porque enfrenta males sociales que cuentan con una estructura de poder capaz de triturar a cualquiera, sin importar su jerarquía o posición pública, en base a los millones que mueven y reparten en todos los estamentos de nuestra corrompida sociedad.

Conocedores del peligro que le acecha, profesionales del Derecho, grupos empresariales, como la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), y más recientemente, la embajada de los Estados Unidos de América, les han ofrecido su respaldo público.

La corrupción y el narcotráfico tienen en común fuertes conexiones con sectores militares, políticos y de poder, como lo confirma el propio Procurador, lo que hace más difícil y peligroso su combate, en un país donde campea la impunidad.

En su gestión, Domínguez Brito ha puesto en jaque a los más temibles jefes del narcotráfico Winston Rizik Rodríguez, “El Gallero”, preso en la cárcel de La Vega, y a los prófugos Pascual Cabrera y Pascual Cordero Martínez “El Chino”, a quienes les han incautado propiedades millonarias.

También se atrevió a investigar y someter a la justicia, por corrupción y lavado, a uno de los hombres más poderosos del país por su condición de secretario de organización del partido en el poder, senador de la República y poseedor de una enorme fortuna hecha vertiginosamente durante sus funciones en la administración pública.