La sociedad de la pujante Santiago de los Caballeros, segunda ciudad domi nicana, ha expresado su protesta por el vulgar asesinato de la señorita Vanessa Ramírez Faña.
La señorita Ramírez Faña, estudiante de medicina, de apenas 18 años de edad, fue asesinada a tiros por detestables bestias, hasta ahora no identificadas, presumiblemente para atracarla.
La muerte de la jovencita, hija de un matrimonio formado por dos prestigiosos médicos, ha consternado no sólo a los santiaguenses, sino a todo el país.
Representantes de las distintas actividades de Santiago desfilaron por las calles de esa ciudad, reclamando a las autoridades tomar cuantas medidas sean necesarias no sólo para apresar y castigar como se merecen los delincuentes asesinos, sino también para garantizar la seguridad ciudadana.
Este diario se une a las protestas de los santiaguenses y espera que los aparatos represivos del Estado den bien pronto con los desalmados que cortaron la vida a la señorita Ramírez Faña.
Y ojalá que la protesta que llevan a cabo los santiaguenses encienda una llama que se levante en toda la nación, no sólo para reclamar a la autoridad que garantice su seguridad sino para aportar sus esfuerzos en pro de esa seguridad.
El hecho de que mujeres dominicanas y haitianas se juntaran en una instalación de Dajabón, en lo que definieron como un encuentro de confraternidad, es algo que nos llena de gozo.
Está muy claro, como pregonaron las dominicanas y las haitianas, que es una necesidad el mejoramiento constante de las relaciones entre las dos naciones que comparten el dominio de la isla.
Más de dos mil mujeres portaron banderas dominicanas y haitianas y se dieron abrazos que muestran el interés para que las cosas se hagan bien, en un clima de paz y de respeto, dejando de lado diferencias ancestrales que son muy bien capitalizadas por quienes, desde ambas naciones, desean seguir pescando en río revuelto para conveniencia de sus intereses.
Llama la atención el hecho de que autoridades de los dos países encabezaron el encuentro de mujeres y mostraron que sí pueden intercambiar ideas dirigidas a lograr un futuro mejor para Haití y para República Dominicana.
Haití y Dominicana siempre confrontan serios problemas, problemas generados, principalmente, por una incontenible migración haitiana hacia el lado dominicano. Esta situación aún no se ha enfrentado como es debido, y es evidente que somos responsables en gran medida de un mal que se agrava con la importación de braceros para faenas agrícolas.
Las autoridades dominicanas y haitianas, en el futuro inmediato, se abocarán a la búsqueda de soluciones a esos problemas y entendemos que el establecimiento de nexos como los observados en el encuentro de mujeres en Dajabón ayudará en las gestiones oficiales que se realicen.
Que el paso dado en Dajabón se mantenga es nuestro deseo.