Las autoridades del centro de educación superior de más compromiso social y excelente hoja de servicios a la nación merecen reconocimiento por su equilibrismo para que unos insuficientes recursos no resten prioridad a las inversiones de valor permanente en beneficio de las funciones institucionales y de su numeroso estudiantado.
Las ambiciones profesorales por remuneraciones mayores en el marco de un país que se encuentra en una crisis, de deserciones estudiantiles y de exclusión para los alumnos más pobres por carencias tecnológicas, no deben ser complacidas, sopena de impedirle a la Universidad Autónoma de Santo Domingo como un todo reforzarse y actualizarse. Obstaculizar estos objetivos sería hacerle un gran daño no solo a la casa de estudios, a sus estudiantes, regentes y personal docente, sino al país.
La UASD es el centro de estudios que más ha favorecido al personal que contrata. Sus escalas salariales, los planes de retiro, la cobertura de salud y las capacitaciones nacieron de conceder históricamente preferencia al ser humano porque en la academia han predominado criterios políticos avanzados.
La UASD no es ente del utilitarismo. En las relaciones con sus servidores no cabe la polaridad empleador-asalariados. Solo el compromiso con la sociedad. Dejen la belicosidad sindical para las contradicciones del capitalismo. La opinión pública no quiere paralización en esa querida universidad.
Herramientas de autoprotección
La Internet lleva hasta la atención de los navegantes muchas opciones constructivas mezcladas con las de altos riesgos: ventanas para la estafa sin límites y para hacer sucumbir a niños y adolescentes ante propósitos de acoso, abusos y explotación.La maldad oculta en redes aprovecha la candidez y vulnerabilidad de menores de edad. Es hora de arrojar luz sobre los peligros.
Ese sería el papel a llenar por dos plataformas en línea, establecidas por entidades de bien social incluyendo la Unicef, para que las trampas de perversidad del ciberespacio estén contrarrestadas por entes orientadores. Llegan para poner en guardia a los hijos y a los padres y enseñar las formas tempranas de detectar a los lobos que se disfrazan de ovejas, lanzados a una cacería sobre el mundo digital.