Con apenas 72 horas para finalizar este traumático año 2014, los ciudadanos conscientes que no integramos la recua politiquera que tanto daño causa a todos, entendemos nos asiste derecho, tan solo por los impuestos que pagamos, de requerir del presidente Danilo Medina disponerse a organizar al país.

Fue una referencia que inclusive los que adversamos al presidente Joaquín Balaguer reconocemos la prudencia en el manejo de los recursos del Estado, construyendo una infraestructura formidable en un 80% con recursos propios, y cubicando a diario más de RD$3 millones a ingenieros, muchos engrosaron fortunas, pero nunca con la desmesura y la multiplicación que se denuncia en los gobiernos del PLD.

En los gobiernos del PRD las construcciones fueron mínimas y también los casos denunciados de corrupción, que se dispersan hoy como la verdolaga.

Al presidente Hipólito Mejía (2000-04) se acusó de comprometer la deuda pública en US$,6,379.7 millones de US$5,986.9 recibida en el primer gobierno del presidente Leonel Fernández (1996-2000), pero apenas fueron US$373.9 millones, y en dos períodos seguidos (2004-12), el presidente Fernández elevó la deuda externa a US$19,463.2 millones, o US$12,878.2 millones más y el presidente Danilo Medina a este diciembre en US$23,203.7 millones o US$13,740.5 millones más, y todo eso es una barbaridad que no corresponde a la disciplina y honradez que referenciaron al presidente Juan Bosch.

Así se festina la Ley 168-13, primer intento serio de organizar la migración ilegal; el caos del tránsito por que no se modifica la Ley 24l; los crímenes por no imponerse el gobernante exigir a los congresistas modificar la obsoleta Ley 36; la reticencia presidencial en no deshaitianizar al país; ni siquiera disponer construir un relleno sanitario, ni organizar en verdad la frontera con drásticas ejecutorias, todas susceptibles de cambiar con voluntad presidencial.