La República Dominicana es el único país de América Latina reticente a incorporar el debate electoral entre candidatos aspirantes a presidir la nación. La práctica del debate electoral ya es normal en países como Estados Unidos, Brasil, México, Chile, Costa Rica, Colombia, Bolivia, Honduras, Uruguay, Guatemala, Paraguay, Ecuador y hasta en Haití.
Es lamentable que en nuestro país esta actividad educativa e informativa no haya sido posible implementarla en la vida electoral, a pesar de algunos intentos.
Hoy la sociedad dominicana necesita claridad en las ideas de sus futuros presidentes. Saber qué piensan hacer en caso de ganar las elecciones.
Se percibe que serán unas elecciones altamente complejas, difusas, donde está en juego el presente y el futuro de una nación abatida por un conjunto de actos que obstaculizan el desarrollo social de la clase empobrecida y la paz familiar.
Los electores necesitamos ser motivados, informados y convencidos del porqué debemos votar por un determinado candidato que sea confiable.
Demandan de mayor orientación, información y claridad de las propuestas de los candidatos presidenciales y su equipo de gobierno sobre las reales soluciones a los innumerables problemas nacionales.
Los decisores del nuevo rumbo que tomará el país a partir del 16 de agosto, quieren escuchar las acciones, las políticas y medidas concretas, creíbles y solucionadoras de boca de sus propios candidatos.
No desean ver tantas gigantescas vallas promocionales y sofisticados spots publicitarios en los medios televisivos y en las redes, que ya no convencen al votante, porque una cosa se dice en los medios, y otras son los hechos.
Sugerimos que a través de un grupo de actores: Conep, Junta Central Electoral, Participación Ciudadana y medios de comunicación, impulsen y organicen un “debate entre los candidatos presidenciales” (Danilo Medina, Luis Abinader, Guillermo Moreno y Minou Tavares Mirabal).
El mismo podría ser realizado en enero, como plataforma de entrada a la campaña electoral, donde cada candidato ofertará su plan de gobierno.
Propugnamos por un debate participativo donde la población tendrá la oportunidad de evaluar contenidos, capacidad intelectual, moral, humana y gerencial de los candidatos.
Es prudente que al debate se inviten a diferentes grupos de interés: empresarios, profesionales, comerciantes, iglesias, comunitarios, intelectuales nacionales e internacionales.
Creemos que la República Dominicana en ese debate deberá demostrar institucionalidad, madurez política de sus líderes, desarrollando un evento ejemplar para el mundo, por ser el primero.