Aprende a tratar niños violentos en casa y a mejorar su conducta

Aprende a tratar niños violentos en casa y a mejorar su conducta

Aunque sea un tema que angustia de sobremanera a los padres, psicólogos aclaran que estas manifestaciones son normales y dan cuenta del desarrollo emocional y social de los niños. Desde el primer año de vida hasta los tres años aproximadamente, la tarea de los chicos es aprender a auto-regularse, por lo tanto, cuando pelean están experimentando, entrenando y poniendo a prueba de alguna manera sus capacidades para controlar los impulsos frente a determinadas situaciones.

Poco a poco aprenden a controlar sus emociones y sus deseos, en la medida en que se relacionan con sus pares, en especial en situaciones sociales y espacios como el colegio. Los padres deben tener claro, eso sí, que es responsabilidad de ellos ayudar a sus hijos a controlar la agresividad natural que tiene cada uno.

Niños dinamita

Los pequeños pueden ser agresivos porque imitan las conductas agresivas que ven en los adultos o en sus pares. Al usar la violencia para resolver los problemas, se les enseña que los conflictos y discrepancias se resuelven así. Si además las consecuencias de su comportamiento agresivo no son negativas -golpea a un amiguito y consigue comerse el dulce que quería o no recibe sanción cuando insulta a su hermana- tenderá a repetir estas conductas en el futuro. La falta de coherencia en la educación de los hijos también puede favorecer estas conductas. Por ejemplo, que un comportamiento violento sea sancionado unas veces sí y otras no o que se castigue una agresión con otra agresión. Lo mismo ocurre si es sólo uno de los padres quien castiga y el otro no lo hace, lo desautoriza o se descalifican entre ellos frente a los hijos.

El tipo de disciplina paterna también influye. Se ha demostrado que tanto los padres poco exigentes como aquellos muy autoritarios fomentan el comportamiento agresivo en sus niños.

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Las carencias afectivas

Estas podrían igualmente motivar actitudes violentas. Si el pequeño no percibe cariño y atención de parte de sus padres, tratará de conseguirlo utilizando el último recurso que le queda: las conductas agresivas. No poner límites a los hijos o permitirles hacer lo que quieran, es una actitud que ellos -inconscientemente-interpretan como falta de preocupación y amor. Es como si se les dejara hacer de todo ‘para que no molesten’.  Las relaciones deterioradas entre los padres también pueden provocar tensiones que induzcan al niño a comportarse de forma agresiva. Finalmente, un déficit en las habilidades sociales del niño para afrontar las frustraciones -no suele compartir con sus pares, le cuesta expresarse verbalmente, es muy tímido- podrían favorecer reacciones violentas.

Lo más efectivo para enseñar a los hijos a controlar su agresividad es a través del ejemplo. Y eso se hace manteniendo la calma frente a situaciones de conflicto, nunca respondiendo con agresividad a estímulos agresivos. Aprender a controlar estas conductas requiere de mucha paciencia, tiempo y perseverancia, pero es fundamental para lograr que superen esta etapa y sepan controlar sus impulsos y frustraciones cuando sean adultos. Enséñele a expresar sus emociones de forma adecuada, para que no se sienta reprimido. No censure sus sentimientos. Es válido sentir rabia, pero ello no es justificación para descargarse golpeando al hermano, insultar a sus padres o romper objetos. Mantenga una actitud positiva y fíjese en los progresos de su hijo más que en sus errores.

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