El título de estas líneas no es mío. Lo escribió nuestra queridísima Senabri Silvestre en la última entrada de su blog, que comenzaba diciendo lo siguiente: “Andamos como locos, haciendo y deshaciendo, envueltos en muchas cosas que creemos necesarias para mejorar nuestro estilo de vida”, sostuvo.
Más adelante decía que “muchas veces por estar buscando mejoría perdemos la oportunidad de estar con nuestros seres queridos, de compartir momentos especiales con ellos y, sin darnos cuenta, en un abrir o cerrar de ojos los perdemos porque se mudan o se mueren o no nos queda salud para disfrutarlos”.
Hoy Senabri no está y sus palabras resuenan como un eco. Ya no la veremos entrar con gracia y alegría a la redacción o al salón de reuniones o apuradísima para comer (siempre tarde) en el comedor.
Ella nos dejó muchas lecciones. Tuvo un temple extraordinario y soportó con inusitada gallardía el dolor y la enfermedad. Fue constante y no permitió que nada la alejara de sus objetivos. Brindó aliento y estuvo siempre presta para los demás.
Su ejemplo nos queda como un estímulo para ser siempre mejores y sus palabras serán ese consejo preciso que nunca podemos olvidar porque la vida es ahora. No dejemos a un lado a los que amamos.