No debemos olvidar que las vacaciones escolares son un período en el cual los niños necesitan recuperar fuerzas para comenzar en forma el período que les espera a finales de agosto.
Para los niños es muy importante quebrar la rutina que han mantenido a lo largo del año: poder levantarse más tarde, no sentir la obligación ni la presión por el estudio, acostarse más tarde.
Si un niño tuvo un rendimiento normal durante el año escolar, no debería tener necesidad de reforzar o prepararse para el año siguiente. Ahora, si efectivamente ha tenido algunos problemas durante el año, el profesor podrá aconsejar antes de terminar el año algunas tareas para reforzar su aprendizaje. Pero si un niño ha pasado de curso normalmente y sin haber tenido mayores dificultades durante el año, independientemente de los olvidos obvios que se producen, no debería dedicar sus vacaciones más que a descansar, jugar, pasear y realizar actividades al aire libre.
Pese al descanso, las vacaciones de verano son un buen período para que los niños practiquen lo que aprendieron en situaciones reales y significativas. Es posible hacer sentir a los niños que el aprendizaje es parte de las vacaciones y no sentir que están haciendo tareas.
Para comenzar, los padres deben asumir que las actividades intelectuales no están limitadas solamente al ámbito escolar. Siempre es posible realizar actividades sencillas que mantendrán a nuestros hijos en situación de aprendizaje. Por ejemplo, durante el período que estén en su ciudad, pueden realizar una visita semanal a la biblioteca local o municipal, así como a un museo o exposición.
Si las vacaciones incluyen un viaje en auto, deje que los niños verifiquen en el mapa los tramos recorridos, busquen rutas alternativas, definan el kilometraje recorrido y por recorrer y las horas de viaje. Si la familia va a salir de viaje a un pueblo o ciudad distinta a la habitual, conocer la historia y geografía del lugar lo motivará y se convertirá en una manera de aprender tan relevante como la escolar. Pueden revisar juntos antes de partir los nombres de personajes que nacieron o vivieron en ese lugar de destino y conversar luego o buscar libros de o sobre ese personaje.
La vida cotidiana es una excelente oportunidad para practicar lo aprendido. Los niños tendrán una mayor comprensión de su trabajo escolar si se ven a si mismos utilizando ese aprendizaje en la vida diaria.
Lectura, mucha lectura
Como última sugerencia, es muy importante que el niño lea, que lea lo que le guste, pero que lea. El niño debe entender que la lectura no forma parte del trabajo que realiza en la escuela sino que es parte de su vida, de su aprendizaje permanente.
Para que la lectura no se convierta en un acto solitario, puede estimular a su hijo leyendo los mismos libros que él, comentándolos luego. Así como van juntos a ver una película y luego la comentan, pueden hacer lo mismo con la lectura.
Y no lo olvide, la mejor manera de que nuestros hijos adquieran el hábito de leer es con el ejemplo. ¡Demuéstreles que la lectura es una de las maneras más interesantes y entretenidas de disfrutar del tiempo libre.