¿Aprenderemos, algún día?

¿Aprenderemos, algún día?

El agua de beber se extraía de un aljibe que se limpiaba a finales de febrero o mediados de marzo, para que cuando llegaran las aguas de mayo el recipiente de las lluvias estuviera limpio.
No había acueducto, el agua para el baño, lavar la ropa y limpiar la casa, se compraba a personas que tenían recuas de mulos, la recogían en las partes del río por donde no se bañaba la gente ni pasaban reses y las transportaban en árganas colocadas a los costados de la bestia.
Para que no se desperdiciara el líquido se introducía en las latas en las cuales se transportaba el agua ramas de guayabos.
El aguatero se convirtió en un recuerdo cuando llegaron los acueductos y se pudo cantar el aire aquel “ya Santiago tiene/lo que no tenía/una planta eléctrica/y agua en tubería”
Décadas más tarde tuve el gusto de conocer al ingeniero don Juan Ulises García Bonnelly, quien había sido Secretario de Obras Públicas o de Agricultura, un enamorado de la investigación y la historia de los cambios climáticos, mucho tiempo antes de que tal preocupación se adueñara del mundo. Sus trabajos y observaciones eran publicados en la revista ¡Ahora!, entonces bajo mi dirección, década de 1970.
Don Juan Ulises tenía un registro de la secuencia de los ríos, mes por mes, año tras año y con él aprendí de cómo los ríos se angostan, hasta desaparecer, en muchos casos, durante el tiempo de la temporada de seca.
Para ese tiempo era que se guardaba el agua en aljibes o en tanques que recogían la lluvia que se deslizaba por los techos hasta la tubería colocada alrededor, que la recogía hasta caer en el depósito.
Ahora que veo cómo la sequía acaba con millones de pesos en ganado que muere por falta de agua me pregunto, nuevamente, ¿Por qué no hemos creado un sistema de recogida de las aguas que hinchan los ríos y se salen de madre en la época de grandes lluvias?
¿Por qué no se crean tantos contra embalses como sean necesarios para que haya una mayor capacidad de almacenamiento de las aguas y no cometamos el crimen de desaguar las presas por falta de espacio, con el consiguiente peligro y las pérdidas que provocan esas avenidas incontroladas, como ha sucedido más de una vez?
Al fin se inició la presa de Monte Grande, en el sur, que alimentará acueductos de la península de Barahona y desalará las tierras del valle de Neiba.
Para que ese depósito cumpla mejor con el propósito para el cual se construye, se deben crear varios contra embalses para evitar que las aguas desborden la presa y sigamos con inundaciones que datan desde que el mundo es mundo.

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