Aprendizaje digital: una nueva alternativa

Aprendizaje digital: una nueva alternativa

Dedicado a todos líderes educativos de nuestra Patria
Parte I
Innovar es mejorar lo existente, mientras se crea. Sin embargo, a veces, irrumpe una innovación tan radical que rompe el paradigma anterior; convirtiéndose el cambio en disruptivo, obligando a reemplazar esquemas y a adaptarse a nuevos estados y situaciones. La educación viene experimentando, desde el 2007, profundas transformaciones por impulso de la tecnología, sobre todo, en uno de sus componentes básicos: el proceso enseñanza-aprendizaje.
El mundo se encuentra en medio de una feroz revolución digital. Importantes y reconocidas universidades norteamericanas, MIT, Harvard, Stanford y Princeton son pioneras en la aplicación de la alta tecnología en la enseñanza a través de los cursos masivos abiertos en línea (MOOCs). ¿En qué consisten? Son cursos en línea, masivos y abiertos, impartidos por los profesores más prestigiosos de esas universidades. El término fue acuñado en el año 2008 por Dave Cormier cuando el número de registrados a su curso «Connectivism and Connective Knowledge (CCK08)» fue de cerca de dos mil trescientos (2,300) estudiantes.
Sus características esenciales son estas: tienen una estructura orientada al aprendizaje que responden a una serie de pruebas para acreditar el conocimiento adquirido; un carácter masivo, ilimitado o, por lo menos, mayor que lo tradicional; no requieren de asistencia física en un aula y, los materiales, generalmente, son accesibles de forma gratuita en internet.
El programa no es nuevo, lo que sí es totalmente nuevo y distinto es la dimensión de su aplicación. Solo en los Estados Unidos, hasta el 2008, más de 700,000 estudiantes habían tomado estos cursos. Actualmente, los resultados son tan concretos y asombrosos que diversos líderes educativos del mundo lo han adoptado y aplicado. Así, un curso de ingeniería eléctrica en el MIT atrajo a 155,000 estudiantes en la primavera del año 2012. Y en Coursera, que alberga clases de 33 universidades diferentes, se han inscrito, en uno de sus cursos, 1,7 millones de personas de 189 países. En la actualidad, hay 3.2 millones de usuarios a nivel mundial.
Sebastian Thrun, un científico de la inteligencia artificial y robótica que encabezó el desarrollo de carros sin conductor de Google, tomó el riesgo, después de que 160.000 estudiantes se inscribieron en su clase de Introducción a la Inteligencia Artificial, de ofrecer educación gratis en línea en 2011. Ciento setenta de sus 200 estudiantes tradicionales prefieren los cursos virtuales de Thrun, en vez de las clases directas.
El ejemplo más extraordinario lo tenemos en Salman Khan, graduado con máximos honores en matemáticas en MIT y en negocios en Harvard. Este empezó ayudando a su prima de 12 años, que tenía un examen de matemáticas. De ahí surgió la idea, y hasta ahora ha grabado más de 3.000 vídeos en los que se explican diversos temas. El Dr. Khan pudo haber ganado más de 1,000 millones de dólares si su empresa hubiese sido con fines de lucro, pero prefirió crear una ONG con ocho millones de dólares que recibe de donaciones por año. Durante los últimos dos años, los vídeos de Khan Academy han sido vistos más de 200 millones de veces.
Después de atraer a cientos de miles de estudiantes, estos “cursos masivos abiertos en línea” y estos vídeos-tutoriales que se aplican a la educación primaria, secundaria y universitaria, ahora buscan la forma de determinar que los alumnos completen el curso aprobando sus exámenes de forma “honesta”. Pero ya ProctorU, fundada en 2009, inventó un importante software para evitar que los estudiantes cometan fraude.
De hecho, una de mis investigadoras asociadas, quien actualmente cursa su máster en España, se encuentra por unos días en el país y continúa cursando sus clases a distancia. Sin retrasos y en vivo.
En la próxima entrega, continuaremos explicando las nuevas tendencias en este tipo de aprendizaje y cómo están siendo aplicadas. Les dejo con las palabras de Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas de pronto cambiaron todas las preguntas”.

Investigadora asociada: Andrea Taveras Pichardo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas