Apropiadas advertencias de la Junta Central Electoral

Apropiadas advertencias de la Junta Central Electoral

La prensa del 23 de agosto del 2017, trajo declaraciones del presidente de la JCE, quien acompañado de los miembros del pleno tocó por lo menos dos puntos de gran relevancia para el país.
Ciertamente, la República no puede seguir siendo la maternidad de Haití. A través de una frontera laxa se comercia con la nacionalidad. Aparentemente se ha encontrado una “solución” que podría no ser oponible a los grandes intereses que se mueven en torno al problema: inscribir los recién nacidos en el Libro de Extranjería.
Esta inscripción es posible que funcione hasta tanto el número de inscritos, sea relativamente pequeño, pero al ritmo que va la cosa, cuando alcance medio millón, el millón o más y los niños estén en edad laboral, las presiones que recibiríamos para nacionalizarlos serían considerablemente mayores que las presentes. Obsérvese, que ya no las podemos enfrentar.
Si estar inscrito en ese Libro da derecho a trabajar aquí, mucho peor, pues el desplazamiento de la mano de obra dominicana que hoy es ilegal cuando se sobrepasan los por cientos de Ley, vendría a convertirse en legal.
Es necesario que las haitianas den a luz en su país, en sus maternidades o paritorios aun sean de campaña, financiadas por organismos internacionales, por donaciones de países amigos o con sus propios recursos por magros que sean. No se requieren hospitales complejos sino con el equipamiento mínimo necesario que expertos pueden muy bien diseñar. También es posible entrenar un adecuado número de comadronas que puedan asistir en el parto, después de todo, en Haití han nacido niños antes de ponerse de moda venir a parir aquí.
Los paritorios deben estar allá, dirigidos por sus médicos, aunque sean escasos, asistidos por comadronas y personal de menor nivel. Haití puede solicitar a naciones amigas u organizaciones internacionales, asistencia para establecer una red que los ayude a resolver el asunto y tomar control de su destino.
No conozco de otro país que requiera del vecino para traer al mundo sus nacionales. ¿Cómo solucionan estos casos las pobres tribus del mundo? ¿Qué cuenta se hacen los países e instituciones que fuerzan la invasión haitiana, piensan que un país pobre con diez millones de habitantes puede resolver el problema de diez millones de miserables? ¿No se creará un caos de veinte millones?
El otro punto que me gustaría tocar es el relativo a los tiempos de campaña política. En este caso hemos dado vueltas sin sentido. Primero las teníamos todas el mismo día: presidenciales, congresuales y municipales, en esos años, teníamos un presidente popular y decidido a quedarse el mayor tiempo posible, esto levantó el justo clamor de que el arrastre era significativo y la oposición tenía pocas oportunidades de alcanzar el poder o buena parte de él. Entonces, se propusieron elecciones de medio tiempo, separando las presidenciales.
Aprobadas las elecciones de medio tiempo, al cabo de unos años se alegó que el país estaba constantemente en campaña electoral. Claro, ese era el caso, puesto que los plazos para hacer campaña no se respetaban, se decía que en el país perdía mucho dinero y tiempo. El problema era que una vez terminada la campaña, comenzaba la siguiente.
No pasó mucho tiempo y se volvieron a juntar con unos pocos meses de separación, cómo si esto evitara el arrastre. No obstante, parece que han empezado las campañas electorales para 2020 y vuelta a comenzar el ciclo. Afortunadamente, la actual JCE ha hecho las advertencias de lugar.

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