Aprovechando el descontento popular

Aprovechando el descontento popular

FABIO R. HERRERA MINIÑO
Las comunidades están en efervescencia social, demostrando su descontento hacia las autoridades, cuando éstas se muestran sordas y negligentes en acudir a resolver ingentes problemas, que en su mayoría, tienen que ver con carreteras, calles en mal estado y pésimos servicios de agua potable por falta de mantenimiento de los acueductos.

Desde el Palacio Nacional, al darse cuenta de esa efervescencia, que naturalmente la aprovecha la oposición para agitar a las poblaciones como forma de reducir el alto grado de aceptación que tiene el Presidente Fernández, razón por la cual se ve con mucha simpatía su posible reelección, han emprendido una campaña informativa para darle a conocer al país las supuestas inversiones que están realizando en cada provincia. Tal objetivo es saturar los medios informativos y a la opinión pública con relaciones de obras, que solo están en la imaginación de quienes buscan hacerle ver al Presidente que están trabajando. Pero en las poblaciones el sentir es distinto, ya que hay obras paralizadas desde hace tiempo y otras que ni siquiera se han iniciado, aún cuando a los contratistas se les haya entregado el avance.

Entonces, el descontento popular está a flor de piel en las comunidades, que desde hace unos 15 días están manifestándose con vehemencia, y hasta mucha violencia, como ocurrió en Bayaguana y en Bonao, aparte de la cadena de protestas que por quítame esta paja están enardeciendo el sentir popular, para así ir preparando un ambiente en que la reelección vaya perdiendo fuerza, ya que la oposición, que no son niños cantores de Viena como diría el Coctelero de este diario, mete sus manos e invierte recursos para soliviantar y dar la apariencia de que el país se está cayendo a pedazos en manos del gobierno del PLD, desbordando, por la ola de violencia que arropa todos los rincones nacionales.

No hay dudas que los funcionarios se han descuidado en cumplir sus promesas, o en atender sus obligaciones más elementales al frente de un departamento, como son las de dar un mantenimiento apropiado a las obras existentes ya sean calles, carreteras, edificios, acueductos o canales. Es que no se debe esperar a que las poblaciones, que ya no están como mansos borregos, como diría un peculiar político nuestro, a la espera paciente de que los gobiernos se acuerden de dispensar favores para atender sus necesidades, para lo cual se cobran ahora muchos impuestos, provocando un engorde fiscal notable. Tal engorde fiscal, ha estimulado la imaginación de muchos  funcionarios de dependencias autónomas, de que vivimos en un país rico y se han auto asignado sueldos superlujosos para una sociedad como la nuestra y parecería que buscan con prisa de ser ricos en menos de un año.

Los funcionarios, en lugar de estar ofreciendo informaciones desde el Palacio Nacional de cómo están inundando al país de obras, que solo están en la imaginación de ellos, deberían imponerse una severa tarea de profunda reflexión dejando de lado sus pensamientos de buscar ventajas, que se derivan de sus apetitosos cargos, para aterrizar y ver su entorno social, en donde con tantas cifras económicas positivas, que el país ha protagonizado en los últimos tres años, fruto de una concienzuda y acertada conducción económica, el ciudadano debería tener más confianza en sus gobernantes y no estar tan impaciente y temeroso de que la pobreza no disminuirá en un futuro cercano.

El país se ha recuperado en los pasados tres años, después de la desastrosa y pobre administración del PRD, que ahora sueña con aprovechar el engorde y presiones fiscales de los peledeístas, que disgusta a la población, para ofrecerse como una opción atractiva para mayo del 2008, en que su candidato Miguel Vargas se empeña en sacudirse de los lastres de sus compañeros de partido, que ya quisieran verlo fracasar, debido a que los mantiene al margen de su campaña, para no mancharse con el pasado que los persigue por sus comprobadas incapacidades y latrocinios.

El éxito logrado por el país, con más de un 9% de crecimiento anual gracias a su capaz y brillante conducción del equipo económico, ha despertado en la población la urgencia de no ver que los voluminosos recursos que recibe el gobierno, después de la recuperación, no se malgasten o vayan a abultar la excesiva nómina estatal, sino que se les atiendan sus reclamos de obras, que a veces con centavos se solucionan esas demandas, y no esperar que la oposición se aproveche del disgusto popular para llevar a las calles a turbas desencantadas, por que no se les oye sus reclamos. Pero afortunadamente, cuando ya falta menos de un año para las elecciones, los funcionarios están dando informaciones de lo que supuestamente están haciendo o acuden a los pueblos soliviantados para aplacarlos y demostrar su dinamismo, enviando equipos a arreglar calles, carreteras, acueductos, etc.

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