¡Aprovechemos estos fondos!

¡Aprovechemos estos fondos!

PEDRO GIL ITURBIDES
Con el petróleo a precios elevados tenemos la oportunidad de lamentarnos y echarnos a llorar. Con el notable rasgo de solidaridad del mandatario venezolano, Hugo Chávez, tenemos la ocasión de impulsar crecimiento y desarrollo. ¿Por cuál de estas alternativas discurrimos? Por supuesto, es más fácil y tentador refocilarnos en las quejas, y por el contrario, más arduo y laborioso impulsarnos desde la adversidad. El panorama no es del todo agorero, sin embargo, sino que se abre una oportunidad brillante para el porvenir del pueblo dominicano.

Todo depende de la capacidad del gobierno para aprovechar la adversidad. El Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, anunció que el proyecto de Chávez permitirá tener acceso a recursos para inversión. Estos fondos no son gratuitos, pero su costo financiero es tan bajo que casi podría decirse que son un regalo. Su reembolso ofrece la ventaja de que para satisfacer la deuda podemos suministrar bienes de consumo y servicios a los venezolanos.

Mejor oportunidad que esa no la tendremos jamás.

La embajadora de los estados unidos de México en el país, Isabel Téllez de Ortega ha revelado que tenemos otros fondos disponibles. Son los generados por la compra de petróleo mexicano dentro del viejo acuerdo de San José (en alusión a la capital de Costa Rica, en que se suscribió). Estos recursos, bloqueados en una cuenta en el Banco Centroamericano de Integración Económico (BCIE), ascienden a trescientos millones de dólares. La crisis nos agobia, sin duda, pero también nos toca la puerta una oportunidad a la que le quedan varios pelos.

Si contra el autóctono hábito de dilapidar lo que debíamos dedicar al procomún ponemos el desinterés y la inteligencia al servicio del pueblo, podemos salir bien librados. Hemos de alejarnos de aquellos licios en que la Nación ha perdido tantos recursos y tantas posibilidades de progreso. Y para prueba de cuanto decimos, un botón. La reconstrucción de la carretera desde el cruce Azua/Barahona a San Juan de la Maguana se inició en diciembre de 1978, a la altura de Sabana Alta. Pero el cuatrienio constitucional transcurrió sin que avanzasen los trabajos.

La administración del siguiente cuatrienio constitucional decidió solicitar un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para invertir en la obra. Este prestamista multilateral otorgó una parte de los recursos y requirió que el gobierno dominicano destinara recursos propios a la obra.

Para esta contrapartida no se estableció una apropiación fiscal, sino que se recurrió a otro préstamo, de recursos del acuerdo de San José. Transcurridos los cuatro años, la carretera estaba sin concluir y debió terminarla –hasta Las Matas de Farfán– la administración del doctor Joaquín Balaguer. Y esta vez, sin préstamos del exterior.

Los venezolanos consumen muchas caraotas negras. Los dominicanos las sembramos rojas y blancas, pero también se tiene experiencia con estas habichuelas negras. ¿Por qué no averiguar si podemos producir en pesos y exportar por los dólares del financiamiento del petróleo? El Presidente Fernández ha puesto otros ejemplos, uno de ellos el aguacate, tan caro y afín a los recuerdos de su partido. Bueno, ¡pues aguacates también! Pero un estudio del Centro de Exportación e Inversiones (CEI) podría identificar otros gustos y necesidades de los venezolanos. Y hasta promover esos gustos

y necesidades, para satisfacer con exquisiteces vernáculas, procesadas industrialmente o sin procesar.

Lo que no podemos es agarrar esos recursos para crear otra oficina más destinada a la regulación del tránsito vehicular, como lo ha planteado el propio mandatario. Porque es aquí, en este laberinto sin cuento y sin fin, en donde, en adición al robo descarado o encubierto, hemos dilapidado siempre los recursos que debieron impulsar el bien común. De oficinas reguladoras del tránsito vehicular estamos en el país hasta la coronilla. Si pudiésemos poner una de ellas a funcionar –¡con una sola bastaría!–, con ella se supervisaría el cumplimiento de las medidas de ahorro de combustible.

La secular tendencia a crear puestos públicos cada vez que creemos que sobran cuatro pesos en el presupuesto, es causa de la pobreza nacional. Tal vez, el vernos tan cerca de una hecatombe económica por culpa del petróleo, nos permita recapacitar. Y nos induzca a aprovechar la oportunidad que nos brinda Petróleos del Caribe con Hugo Chávez como inspirador.

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