Apta al turismo sin duda alguna

Apta al turismo sin duda alguna

República Dominicana trilla con buenos resultados el camino que conduce a la reafirmación de sus condiciones seguras para visitantes del exterior y en los hoteles y contextos que incluyen playas y transportes colectivos, es notorio el funcionamiento de prevenciones poco comunes incluso en los países de procedencia de los viajeros.

Es por ello que Alemania coloca a este hospitalario lugar caribeño entre los destinos a los que sus ciudadanos pueden viajar sin temor a la enfermedad del SARS-CoV-2. El combate al virus de pandemia que libra esta república es, en sentido general, uno de los mejor llevados en el mundo, dirigido por autoridades abiertas a recomendaciones para mejorarlo.

Lidiando con los incumplimientos de proveedores de vacunas pagadas previamente para obtener, con satisfactorias improvisaciones, flujos desde otros orígenes solidarios. Alternativas a la falta de apoyo desde el contexto internacional que le corresponde.

A la confianza en los enclaves turísticos y a las gerencias que hacen valer las precauciones sanitarias en cada sitio, contribuyen colectivamente los propios ciudadanos dominicanos que los frecuentan en asuetos cortos y largos.

República Dominicana ha dado lecciones en adhesión a controles epidémicos de alto costo para su economía que ha sido reactivada con pragmática lentitud, con medidas monetarias y fiscales reconocidas como eficaces por el Fondo Monetario Internacional.

El «metraje» que procede

El desarrollo de medios colectivos de transporte para habitantes del Gran Santo Domingo debe recobrar su dinámica prontamente, planificándolo a partir de la experiencia favorable de unidades que se desplazan bajo tierra o sobre carriles elevados, sin insistir en teleféricos, muy buenos para mirar la ciudad desde arriba, incluyendo toda su miseria, pero de escaso y vulnerable aporte a una ciudad superpoblada que pide más vagones confortables, veloces y de envergadura, llueva, truene o ventee.

La interconexión entre sectores urbanos es imprescindible, incluyendo al periférico Los Alcarrizos, en respaldo a millones de capitaleños que estudian y trabajan, vienen y van, economizándoles gastos por viaje, combatiendo el mal predominio de automóviles y guagüitas públicas cuyos tubos de escape dañan a todo dar el aire que se respira.

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