Aptitud técnica para el progreso

Aptitud técnica para el progreso

La República Dominicana está entre los países afectados por desequilibrios importantes en la relación demanda-oferta de mano de obra calificada. La marcha hacia el desarrollo industrial ha tenido como tara la insatisfacción de la demanda de profesionales y técnicos para manejar el aparato productivo. Las universidades -en particular la estatal- tienen el problema de sobrepoblación en carreras que tienen baja demanda en la dinámica económica.

Para programar el desarrollo es necesario tomar en cuenta diagnósticos sobre el comportamiento de la relación demanda-oferta de técnicos en todas las gradaciones. Hay que tomar en cuenta el alto porcentaje de estudiantes que terminan el bachillerato sin preparación técnica y tampoco van a la enseñanza superior. Pasan al  subempleo o a la economía informal, en vez de ir a cubrir la demanda de técnicos medios.

El país necesita políticas de estímulo para el estudio de las carreras más demandadas por la industria establecida y que encajan en la tendencia de inversión para el porvenir inmediato. Es una forma de restar inclinación por el estudio de carreras poco demandadas. En una época el país se saturó de agrónomos sin que esta calificación fuera la más demandada en su momento. Hay que calificar la mano de obra que demanda la dinámica del progreso.

Contra el robo de identidad

Uno de los costos adjuntos del progreso cibernético es el gran auge cobrado por el robo de identidad con fines criminales. Es una práctica que se alimenta de la gran cantidad de datos personales que la gente pone “en línea” en sus intercambios en redes sociales y portales comerciales. Es una información cada vea más abundante y accesible tanto para el intercambio sano como para la perversidad de quienes roban identidades para cometer delitos económicos y de otras tipologías.

Es alentador que en el país la justicia está castigando de manera tan ruda como permiten las leyes, la práctica de robar identidades para cobrar pólizas de seguros, canjear cheques y otros valores, para evadir responsabilidades, persecución judicial o para cubrir la real identidad. El país tiene una alta tasa de falsificaciones y ha costado enormes esfuerzos poner en orden los registros de propiedad. Hay que estimular la mano dura judicial contra estas prácticas.

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