Apuntes de bolsillo

<P>Apuntes de bolsillo</P>

Provenza fue una vez la provincia favorita de la antigua Roma, y posee algunos de los vestigios más evocadores de la antigüedad en Europa del oeste, así como dos de sus últimos parques naturales: el Comargue y el Cañón del Verdón.

 Provenza es una tierra sensual de intensos colores, olores aromáticos y paisajes dramáticos. Abraza el llano azotado por el viento del Camargue en el oeste,  y el escarpado Canón del Verdón de piedra caliza en las estribaciones de los Alpes.

La calidad de la luz exagera los ricos ocres y verdes oscuros de la región, el amarillo orgulloso de los girasoles y el púrpura de las florecidas lavandas. Las montañas huelen a herbes de provence, y no es accidental que el centro del comercio de perfumes en Francia sea el pueblo montañoso provenzal de Grasse. Montañas escarpadas y parras anudadas dan refugio a ciudades medievales donde los ancianos juegan a la petanca y beben anís con agua bajo árboles plátanos.

Tostados por el sol veraniego y a menudo erosionados por el feroz viento del mistral que ruge bajo el valle Ródano, Provenza es un lugar para las personas amantes del hedonismo sazonado con la conciencia de una naturaleza implacable.

Los vinos de la región son menos frands vins que ricos o brebajes afrutados, sus famosos platos -bouillabaisse, ratatoville, salada niçoise – no de la alta cocina, sino platos campechanos que saben a tierra y a mar.

Sorprendentemente esta región de carácter mordaz aún sobrevive relativamente cercana a los grandes centros de población del noroeste de Europa. Inevitablemente, ha atraído mucha atención – no menos por parte de pintores como Vicent Van Gogh, Paul Cézanne, Henri Matisse y Pablo Picasso – y a pesar de los libros, la películas y los programas de televisión, la región y sus gentes han resistidos a que se les convierta en parodias turísticas de sí mismo.

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