JOSÉ M. RODRÍGUEZ HERRERA
En Agulo, que así se llama un pueblo de la isla de La Gomera, una de las 7 del archipiélago canario, el silbo es obligatorio en el colegio, al igual que en muchos otros pueblos de la isla. El silbo gomero se empleaba -hace ya muchos años- cuando se hacía contrabando, para avisar de la llegada de la Guardia Civil.

Otro tema curioso es el de los testigos de Jehová que, al menos en Agulo, no los dejan tranquilos. De ahí que el cura del pueblo ideó unas pegatinas que todavía pueden verse en algunas casas: «No cambiamos de religión, no insista». «Son muy pesados», dicen.

Agulo, conocido como «El bombón de La Gomera», ha tenido siempre fama de ser el más bonito de la isla. Está al final del valle de Hermigua y es uno de los más poblados de la isla cuyos habitantes tienen un acento muy dulce.

Siempre suele haber buen tiempo. Un enorme letrero a la entrada lo deja bien claro: «Bienvenido a Hermigua, donde tenemos el mejor clima del mundo».

El Parque Nacional de Garajonay, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1986, se trata de un bosque de Laurisilva, superviviente de la era terciaria, que debe su nombre a una triste historia de amor entre una princesa Gomera, Gara, y un joven guanche de Tenerife, Jonay; ambos se atravesaron los corazones con una misma vara de brezo, al no darles la familia de ella permiso para casarse. Algo así como Romeo y Julieta canarios.

Desde el parque de Garajonay se contempla una bella vista del Teide, en la vecina Tenerife. Las Gomeras dicen que las tinerfeños lo tienen…pero ellos lo disfrutan.

Diego de Herrera conquistó La Gomera, pero él y su esposa Inés Pedraza hicieron renuncia de sus derechos a favor de los Reyes Católicos, reservándose, sin embargo, algunos dominios y el título de condes de La Gomera.-

El silvo, ¿y quién de niño no llamaba a su amiguito con un silbido?

Pura herencia canaria.-