Apuntes de bolsillo

Apuntes de bolsillo

San Pedro de Macorís.- El Teatro Restauración, de Silverio Damato, fue uno de los escenarios donde, junto a Rosa Elena, Kuky y Chispita, actuó el inmortal Eduardo Brito, allá, a finales de los años cuarenta.

En otras pretéritas fechas, los que recuerdan al famoso carnaval de la danza de los millones, añoran todavía la actuación del digno hijo de la ciudad Atlántica (Pto. Plata), cuando Amanda Corteza, hija de Rosendo Corteza, fue elegida reina, cuyo título real fue: Amanda Ira., dama de los millones. Entre los promotores de aquel reinado y carnaval estaban el doctor Rafael Albert, Virgilio Sasso, Alemán Pérez, Ricardo Feris y Fojaco y Cía. Algunos de los músicos participantes en el festival fueron Pepino Bustamante, Clarinete-Requinto, Manengo de León, charinetistas y Durán, saxofonista soprano.

Brito cantó para la reina “Mi caballo bayo”, Siboney de Lecuona “Amor ingrato”, de Pancho García y Ansias locas, de Bienvenido Troncoso, acompañado por guitarras y maracas.

El gran barítono, quien triunfó en varias ciudades de España y debutó en el Teatro nuevo de Barcelona con la representación de la Virgen morena, tuvo un dramático final en su existencia. Según diagnóstico del reputado psiquiatra, doctor Antonio Zaglul, fue “parálisis cerebral progresiva”, y Julio González Herrera, en su obra “Cosas de locos”, describe así la muerte de Brito en el manicomio capitaleño: “A las dos de la madrugada alguien oyó el susurro turbio y melancólico de una voz que parecía de una caverna: ¡Virgen de la Altagracia!… y a continuación una serie de palabras disparatadas, dichas en un inconsciente balbuceo. A las cinco de la mañana, del sábado 5 de enero de 1946, uno de los barrenderos gritó a voz en cuello, ¡se murió Brito!”.

A los que tuvimos la dicha de ver y escuchar al inmortal barítono dominicano, en aquel desaparecido teatro de San Pedro, nos parece todavía oír aquella voz magnífica, armoniosa, clara y fuerte de Eduardo.

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