Desde Valladolid (España) me envían un interesante artículo donde se habla de las cosas hermosas de nuestro país y que voy a resumir:

“El Sur Profundo, es así como muchos dominicanos se refieren a la provincia de Pedernales, la más alejada, la más desconocida, la menos atendida, donde pocos llegamos, de la que pocos se olvidan”.

Arianne Martin, autora del reportaje escribe: “En este extremo meridional de la República Dominicana se encuentra una de las regiones más bellas de la isla y una de sus mejores playas, la más virgen: la de Bahía de las Águilas”.

“En los alrededores del ingenio Barahona continúa la vida en el Batey Central, donde reside la comunidad dominico-haitiana, y donde se respiran la complicada relación entre dos países compañeros de isla y enemigos de Historia: el sincretismo del ron y el triculí, el merengue y el gagá, el cristianismo y el vudú, el amor y la pasión”.

“A partir de Barahona se entra a un paisaje de ensueño: piedras blancas que contrastan con el color azul turquesa Caribe que aparece casi de mentira – y sigue Arianne – entran sueños de retirarse en un lugar como éste”.

“En Bahía de las Águilas el agua, que nuestros ojos no dan crédito, no puede ser verdad, no puede existir un color tan turquesa en la naturaleza, un agua tan transparente; y no hay nadie más en la playa. Eso es verdadero lujo” termina diciendo.

En el diario “Hoy de fecha 10 de noviembre en curso, leemos que empresarios canadienses, israelíes y chinos, se proponen invertir en Pedernales.

De fuera vendrán…