Apuntes de bolsillo

Apuntes de bolsillo

JOSÉ M. RODRÍGUEZ HERRERA
Bañada perenne y deliciosamente por las brisas del mar Caribe y recostada sobre la margen oriental del río Higuamo, en la misma desembocadura, ocupa la ciudad de San Pedro de Macorís, que es la capital de la provincia, un área aproximada de dos caballerías de terreno.

Examinamos de qué manera se han ido reuniendo los elementos que con gradual desarrollo constituyen hoy una ciudad moderna, comunicada con las provincias limítrofes de Santo Domingo y de El Seybo y las demás de la República, por medio de la carretera Mella e innúmeras vías y, con el exterior, por medio de un importante puerto, que también lleva su nombre, frecuentado por buques de todas las procedencias.

Antes del año 1822, esta región permanecía completamente inhabitada, y fue en ese año cuando algunos moradores de la capital, no sé si impulsados por sentimientos patrióticos o si sobrecogidos de espanto ante la realidad dolorosa de la ocupación haitiana, vinieron furtiva y penosamente por el casi intransitable sendero que había cerca de la costa y en pequeñísimas embarcaciones que hacían la pesca diaria en el puerto de la capital de Santo Domingo de Guzmán, con el deliberado objeto de guarecerse, unos en el delta de la isleta que está a la entrada de nuestro puerto, y otros en la tierra firme, en la margen occidental del río, en el mismo sitio que sirve ahora de asiento al poblado de La Punta.

(Del libro de Manuel Leopoldo Richiez, Historia de la provincia y especialmente de la ciudad de San Pedro de Macorís (1932).

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