Cuando los españoles llegaron a América se encontraron con animales y vegetales comestibles desconocidos hasta entonces en las demás regiones del mundo.

Muchos de ellos forman parte de la cocina de los cinco continentes. La larga lista de los animales más conocidos contiene al pavo y, entre los vegetales, sólo mencionaremos la patata, el tomate y el cacao, base del chocolate.

En las alforjas de Cristóbal Colón entró el cacao por primera vez a Europa.

El almirante genovés lo mostró a los Reyes Católicos junto con otras maravillas del mundo recién descubierto; pero ni sus Majestades ni la Corte española le prestaron atención hasta mucho tiempo después.

Las damas de la Nueva España se aficionaron tanto al chocolate como las inglesas al té de las cinco.

Por nada del mundo se perdían la espumosa bebida.

A pesar de que en toda España se había oído hablar del chocolate, no fue un español, sino italiano, Antonio Carletti, el que popularizó, primero en Italia y después en el resto de Europa, la famosa bebida exótica, que había aprendido a hacer en sus viajes por la Nueva España, según afirma Luis Bettonica.

Al cardenal Richelieu le gustó el brebaje marrón traído de las Indias americanas y lo puso de moda en la Corte francesa.

En Francia se afirmaba que los dos amores de la reina Marie Thérese, esposa de Luis XIV, eran su marido y el chocolate; y en palacio se hacían bromas con los dientes ennegrecidos por las caries de la golosa Marie Thérese.