ANDALUCÍA (Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga, Sevilla). La presencia del hombre en Andalucía se remonta a tiempos inmemoriales.

El pueblo más antiguo que se conoce es el de los íberos, de origen bereber, procedentes de Africa.

Otros pueblos navegantes del Mediterráneo llegaron a sus costas, y en ellas se asentaron. Este fue el caso de los tartesos, cuya capital Tarsis estaría situada en el delta del Guadalquivir, en el actual Parque de Doñana; los fenicios, que fundaron Cádiz en el 1100 a. C., y establecieron una colonia cerca de Málaga; los cartagineses de entre los que destacan Amílcar Barca y su hijo Aníbal.

La llegada de los romanos, en el 206 a. C., marcó el inicio de una época de esplendor en Andalucía. Tardaron más de doscientos años en pacificar la región, pero los dos primeros siglos de nuestra era fueron un período de prosperidad para la Bética romana, en el que se fundaron ciudades (como Hispalis, la actual Sevilla, o Carmo, ahora llamada Carmona o la ciudad de Itálica), se crearon carreteras, puentes… se explotaron yacimientos minerales, y se llevaron a cabo obras hidráulicas que más tarde perfeccionarían los árabes.

El fértil valle del Guadalquivir se convirtió en el auténtico granero de Roma, y en él se desarrolló el cultivo de cereales, del olivo y de la vid.

Durante este período, Andalucía daría a Roma dos emperadores, Trajano (53-117) y Adriano (76-138), además de un célebre filósofo: Séneca.