Apuntes de bolsillo

Apuntes de bolsillo

J. M. RODRÍGUEZ HERRERA
Una de las innovaciones de más éxito este verano en las playas de Benidorm, ha sido sin dudas las Biblioplayas, que como su nombre indica se trata de unas bibliotecas completamente gratuitas, al servicio de los bañistas.

Unas sesenta revistas, periódicos y libros en diversos idiomas se pueden encontrar diariamente en las instalaciones de las dos biblioplayas en sendos balnearios de Levante y Poniente y donde me enteré que los dominicanos estamos comiendo plátanos desde que un buen día del año 1516 Fray Tomás de Berlanga llevó esa vianda a la Española desde las islas Canarias y que en 1524 Pedro Alvarado funda la ciudad de Santiago de los Caballeros que pasó a llamarse Ciudad de Guatemala, destruida por una inundación -1541- y luego por un terremoto el 29 de julio de 1773, fundándose nuevamente en el lugar que ocupa con el nombre de Nueva Guatemala de la Asunción.

Hasta el momento -escribo en agosto- han pasado por las biblios un total de 63,173 personas. Entre los visitantes extranjeros destacan principalmente ingleses, belgas y franceses.

Otra de las curiosidades de este verano, la moda más destacada, la han aportado los chicos, no las chicas, que consiste en teñirse el pelo de rubio.

Está visto que los jóvenes de hoy marcan diferencias con sus padres y demuestran una vez más que el primer instinto de toda generación es matar a la que precede, aunque sea solo simbólicamente. Llegará esa moda a Santo Domingo? Por aquí he visto mulatos con el pelo teñido de rubio, sencillamente horribles.

“Lucio” es el nombre de un famoso restaurante en Madrid, situado en la Cava Baja, donde hace años estaba el Mesón del Segoviano, visitado este último por los dominicanos que vivíamos en la capital de España, allá por las décadas del sesenta-setenta. En este Mesón servía vinos, como un camarero más, Lucio Blázquez, el hoy rico propietario de aquel restaurant donde acude lo más granado del arte, la ciencia o la política, comenzando por su Majestad el Rey.

Dice Lucio, quien veranea por estas costas Mediterráneas, que “nadie es más rico que yo, porque tengo todo lo que necesito: trabajo, familia y amigos”.

Y si usted, amable lector, pasa de los cincuenta y se siente viejo, lea lo que dice Justo García de Yébenes, director del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz; “El cerebro de una persona de 60 años, si ha sido bien estimulado, aunque pierda algo de memoria desarrolla otras cualidades, como el pensamiento estratégico, que es vital en el proceso de toma de decisiones.

Cuando era joven leía casi siempre para aprender; hoy, a veces, leo para olvidar. (Giovanni Papini).

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