EL CID CAMPEADOR (1043-1099). Hacia el año 1043 nació Rodrigo Díaz en la aldea de Vivar, al norte de Burgos. Era su padre Diego Laínez, excelente caballero que le inculcó los principios antiguos de los infanzones: fidelidad inquebrantable al monarca y culto al esfuerzo personal. Muerto su padre, Rodrigo entró a los quince años en el mundo de la corte por intercesión de su tío Rodrigo Álvarez, figura señera en el séquito del rey Castellano Fernando I.

Sancho, hijo primogénito del rey, se ocupó personalmente del muchacho, le armó caballero y le llevó consigo en cuantas campañas le encomendó su padre. Pronto fue rumor entre los caballeros el cariño que ambos jóvenes se profesaban. Una vez rey de Castilla, Sancho II hizo de Rodrigo el ármiger o alférez de su tropa, con el título de príncipe de las huestes.

Rápidamente, por su destreza en los combates singulares, sería considerado Campeador (Campidoctor o guerrero experto e invicto) y poco después, tras sus gestas en la batalla contra el rey de Zaragoza Moctádir, se le llamaría Cidi, término hebreo equivalente al afectuoso <<mío Cid>> (mi Señor) con que el caballero sería designado familiarmente. No tardarían en unirse los dos sobrenombres, al tiempo que el Cid Campeador se convertía en brazo derecho de Sancho II en las guerras contra sus hermanos, entre los que había sido desmembrado el reino tras la muerte de Fernando I.

En la figura del caballero Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se aúnan el carácter de los héroes épicos y el peso histórico de sus hazañas.