Apuntes de bolsillo

Apuntes de bolsillo

Un punto en el mapa del Pacífico Sur señala la isla más solitaria y deshabitada del mundo y un lugar espectacular y de extraordinaria arqueología. En la Isla de Pascua de 16 kilómetros de extensión, o Rapa Nui (gGran Rapa), alrededor de 800 inmensas moai (estatuas) miran fijamente, tierra adentro, en un paisaje cubierto de hierba y sin árboles, de espaldas a acantilados escarpados y mares plagados de tiburones. Las misteriosas moai de la Edad de Piedra talladas en la oscura roca volcánica de la isla  tienen una altura de 10m, y  una estructura angular en la nariz, el mentón y la frente. Proceden de un tiempo en que la isla estaba cubierta de bosques de selva ecuatorial dominados por gigantes palmeras y habitada por una comunidad floreciente. Los primeros habitantes, que llegaron procedentes de la Polinesia durante los primeros siglos dC, hicieron claros en el bosque, plantaron cosechas y desarrollaron una cultura distintiva y una religión que alcanzaron su apogeo aproximadamente a principios del siglo XVI. Aunque hace tiempo que los árboles, hoy en día sólo queda una especie en la isla y las cosechas, y además, excepto unos 1,000 habitantes aproximadamente, desaparecieron, aun permanecen los dioses protectores creados por los colonos polinesios, en su total desnudez en el árido paisaje.

Es posible que el declive de la isla proporcione lecciones alarmantes a toda la humanidad. Las exigencias de la población, que en 1500 dC alcanzaba unos 20,000 habitantes, obligaron a consumir lo que quedaba en el bosque. Sin árboles, ya no había más canoas; la pesca resultaba imposible; la erosión del suelo se abrió paso, y las cosechas se fueron a pique. La gente, hambrienta luchó por lo que quedaba. La cultura entera sufrió un colapso y murió mucha gente. Cuando llegaron los primeros europeos, en el año 1722, sólo quedaban 2,000 personas.

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