En la bellísima región de Asturias (España), muy cerca de los picos de Europa, sobre una ladera de pinos y eucaliptos, se encuentra el pueblecito pesquero de Tazones.

Al llegar a Tazones la iglesia es lo primero que se ve desde una población que al principio no parece gran cosa, pero cuando se baja al puerto surge el encanto del lugar, con pequeños bares-restaurantes que sacan sus mesas a la calle. Todos ellos, el Centollo, La Nasa, Rompeolas, tienen referencias marineras, lo mismo que el hotel El Pescador. El pueblo lo componen unas pocas calles empedradas con casas bajas entre las que se destaca una decorada con conchas que, al decir de los vecinos, costó mucho hacerla. La tradición sostiene que aquí fue donde desembarcó el que sería Carlos I, en 1517, cuando llegó a España.

A primera hora de la tarde tiene lugar el regreso de las embarcaciones. Las pequeñas entran en el puerto a mediodía, y las grandes, sobre las cuatro. Más tarde se realiza la subasta del pescado, principalmente salmonete, rape y lenguado.

Villaviciosa queda a 11 ki1ómetros de Tazones. Es la capital de la Sidra -aquí se encuentran las principales fabricas- y un monumento a la Manzana del escultor Benlliure, situado en el centro del casco antiguo, se encarga de recordarlo.

Su principal joya es la Iglesia de Santa María de la Oliva, con capiteles románicos en la portada. En uno de ellos está representado un hombre tocando la gaita, seguramente la primera referencia escultórica de este instrumento.