ALLARIZ (ORENSE, GALICIA) Quienes gusten de lo vetusto, de los almendros, del dulce real y de la ganadería deben pararse en Allariz que crece junto al Arnoia y es, desde 1971, conjunto histórico- artístico. Cuenta la villa con gran número de cafeterías, bares y varios pubes e iglesias románicas, góticas, barrocas, castillo (del que quedan cuatro paredes), murallas, barrio judío, calles gremiales, el encantador paseo del Amado, casas viejas (como la de los Amoeiro) y la carretera comarcal que conduce donde el mundo chámase Celanova.

Villa sueva por toponimia que, además, ha protagonizado buena parte de la historia de Galicia, no en vano este vecindario sirvió de Corte y en clave de la cultura galaico- medieval. Testigo de aquellos esplendores fue Alfonso X el Sabio quien, pese a no fundar ninguna Escuela de Traductores en Toledo, sí pudo promocionar en este pueblo las famosas Cantigas de Santa María. En Allariz, el abuelo del Sabio, don Alfonso IX, montó una brillante Corte Literaria: eso nos han contado los historiadores aunque, como siempre, de la misa la mitad. El antisemitismo brotó en Allariz antes que en otras partes. En 1361 un tal Xan de Arzúa expulsó del pueblo a los judíos. La tradición dice, probablemente sin razón, que los hebreos se mofaban cuando veían la procesión del Corpus, lo que no gusto al resto de Alaricanos. Todo aquel desarrollo medieval, con fueros que guiaron a otros lugares de Galicia, no se mantuvo posteriormente. Del pueblo salieron muchos vecinos a buscarse mejor vida en el país Vasco.