UNAMUNO. La personalidad más representativa del 98 es sin duda alguna Miguel de Unamuno (1864-1936). De origen vasco y aclimatado en Castilla (fue durante muchos años rector de la Universidad de Salamanca), Unamuno es autor de una vasta obra en la que expresa dos inquietudes fundamentales: el problema metafísico de la inmortalidad de la existencia humana y la regeneración de España, que aparece asociada a una exaltación de lo castellano. Unamuno nació en Bilbao en 1864 y allí realizó sus primeros estudios. De esta infancia y primera juventud bilbaínas ha dejado valiosos testimonios en su libro Recuerdos de niñez y mocedad. Sus estudios universitarios los realizó en Madrid, en donde concluyó la carrera de Filosofía y Letras en 1884. Ocupó el cargo de rector de la Universidad de Salamanca, ciudad que abandonó a la fuerza al ser confirmado en el 1924 en Fuerteventura por la Dictadura de Primo de Rivera. Hasta 1931, en que volvió a Salamanca, vivió en Fuerteventura, en Hendaya y en París. Acogió con agrado la Segunda República y es famoso su enfrentamiento en 1936 con Milán Astral. No pudo ver el desarrollo de la Guerra Civil, pues murió el 31 de diciembre de 1936.  Entre sus ensayos destacan En torno al casticismo, en el que propugna la europeización de España, y Vida de don Quijote y Sancho (1905), en el que, cambiando su punto de vista anterior, preconiza la españolización de Europa. La personalidad y la obra de Unamuno alcanzaron gran prestigio y tuvieron repercusión en la literatura y en la vida cultural española, aunque sin formar propiamente escuela. Alrededor de los años 50 el auge en España de la poesía existencial atrajo de nuevo la atención sobre Unamuno, cuya influencia había pasado por un eclipse en los años de la poesía pura y de la deshumanización del arte. Hoy en día Unamuno es considerado  un clásico de las letras españolas.

En la mayoría de  los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos porqué no queremos saber. (Aldous Huxley).