JOSÉ M. RODRIGUEZ HERRERA
ASTURIAS, interior y costera, es, por su riqueza natural, un auténtico paraíso. La naturaleza cobra una especial relevancia tanto en la costa como en la montaña, a lo largo de sus más de 10.000 kilómetros cuadrados y una población superior al millón de habitantes.

El Principado está situado en el norte de España, entre Galicia y Cantabria, y limita con la meseta castellana, a través de las altas cumbres de la cordillera cantábrica. En la comunidad asturiana se pueden distinguir tres tipos de paisajes: el marítimo, los valles interiores y la alta montaña. La costa se perfila a través de acantilados y más de doscientas playas de todo tipo y amplitud, y de ríos (Eo, Navia, Pravia, Avilés, Villaviciosa, Ribadesella y Tina Menor).

En los valles interiores hace su aparición el bosque autóctono atlántico (hayas, robles, nogales, acebos y tilos, entre otras especies).

La montaña se eleva por toda la zona sur de la región, alcanzando sus mayores alturas en Torre Cerredo, Peña Santa, Naranjo de Bulnes, etc. y ofreciendo un increíble paisaje en los Picos de Europa.

La naturaleza asturiana es un habitad que conserva especies tan significativas como el oso, el eurogallo, el rebeco, el águila real, el salmón, que conviven en paisajes dispares y de un belleza indescriptible. Los Picos de Europa, los parques naturales de Somiedo y Redes, el bosque de Muniellos o el de Peloño son algunos de los espacios protegidos.

Pero junto a los bosques y montañas, hay asimismo, ríos, arroyos, cascadas, playas y recónditas calas, a lo largo de los 345 kilómetros cuadrados de costa.

Con un clima templado y suave, esa tierra ostenta el título de Principiado desde el siglo XIV, y los tres núcleos de población más importante son Oviedo, la capital del Principado; Gijón, la ciudad de mayor densidad de población, y Avilés.
De Asturias, hay mucho que contar.