Apuntes sobre la estupidez humana y el cambio social

Apuntes sobre la estupidez humana y el cambio social

A teóricos e investigadores como Carlo Cipolla y Paul Tabori les llamó la atención el tema de la estupidez humana.

Su abordaje, por lo que interpreto de su obra, no parte de un enfoque discriminatorio y pretencioso que los lleva a colocarse en una lógica de superioridad donde los demás son estúpidos y ellos dueños del saber. Al contrario, su preocupación por el tema viene dada por su incidencia en el bienestar colectivo y el cambio social, por eso le doy cabida.

En el caso de Cipolla, él parte de una transacción, y del beneficio o daño que puedan obtener quienes participan en ella, para distinguir cuatro grupo de personas.

En primer lugar están las inteligentes. Son aquellas cuya acción genera beneficios, tanto para ellas mismas, como para las demás.

Luego siguen las personas incautas. Las acciones de éstas generan beneficios para los demás pero daños para ellas mismas.

En tercer lugar están las malvadas, aquellas cuyas acciones generan beneficios y enriquecimientos para ellas mismas pero dañan a las demás.

Finalmente están las estúpidas, cuyo accionar genera daño para las demás y para ellas mismas. En el marco de la interacción social, y al verlo desde el punto de vista macro, Cipolla señala que las personas estúpidas son las más peligrosas que hay. No obstante, las mismas están presentes, en porcentajes similares, tanto en las sociedades que avanzan como en aquellas en decadencia. ¿Dónde radica entonces la diferencia?

El factor determinante es que en las sociedades en avance existe un alto porcentaje de personas inteligentes. Esas que no solo persiguen su bienestar personal, sino también el colectivo.

Se dice que las sociedades actuales son sociedades del conocimiento. Que vivimos la era de la información. Pero esto poco importa si las personas no usan el conocimiento para transformar la realidad colectiva, política y socio-económica que le rodea.

En un país donde la mayoría de su población es pobre, sólo los más pudientes tienen acceso al poder y se erigen en autoridades. Si en su accionar la lógica es la del beneficio propio se ubican dentro del grupo de personas malvadas descritas por Cipolla y entonces el círculo de la desigualdad social, política y económica se reproduce y perpetúa.

En países como República Dominicana, que requieren de grandes transformaciones, es preciso que todas las personas comiencen a actuar con inteligencia y el avance y el desarrollo no sólo sea visto y perseguido desde una óptica individual. Esto es necesario para todos los ciudadanos y ciudadanas, pero máxime para aquellos que están y aspiran a puestos de poder, ya sean estos políticos, económicos, sociales o religiosos.

 

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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