¿Aquí me tocó crear?

¿Aquí me tocó crear?

CHIQUI VICIOSO
¿De cual aquí estamos hablando? El aquí, no es un  espacio geográfico de 42,000 kilómetros cuadrados, dividido por una frontera inexistente de otro país, otra consmosvisión, otra lengua.

El aquí, no es una sociedad que mira con ojeriza a las mujeres que se atreven a escribir, hurgando con afán en sus vidas personales para poder decir: ¿Ven? Son ninfómanas, lesbianas, promiscuas, light., anormales, o sencillamente “no son de aquí”.

El aquí, no es una industria editorial cerrada, aun las dirigidas por mujeres, donde un extranjero cualquiera se permite ignorar a las intelectuales fundamentales del país, en él genero de que se trate.

El aquí, no es un país donde la música popular, con contadas excepciones, reduce a la mujer a un vulgar objeto sexual, a un pedazo de carne que camina.

El aquí, no es una República con la más alta tasa de violencia doméstica contra la mujer en El Caribe y una de las más altas en el ámbito mundial.

El aquí, no es una media isla con el número más alto de mujeres traficadas al exterior como esclavas sexuales, después del Brasil y Colombia, y décima en el mundo.

El aquí, no es una isla colocada entre los países con él más alto índice de corrupción, con el índice más alto de crecimiento económico y uno de los más bajos de desarrollo humano, después de Haití, Bolivia y El Ecuador.

El aquí, no es un país de fraternidades donde, cada año, de antemano se sabe quiénes recibirán los Premios Nacionales de Literatura.

El aquí, no es una media isla donde te das a respetar cuando en el “allᔠte reconocen como una gran escritora, o cuando el Internet reporta centenares de entradas relacionadas con tu nombre, o el periódico más importante de Nueva York te declara entre las escritoras más reconocidas, después de Julia Alvarez, claro, la escritora dominicana más importante que ha parido esta media isla, donde algunos han osado negarle la nacionalidad.

El aquí no es, no puede ser, una Real Academia Española con una sola mujer miembro a quienes sus compañeros catalogan de “loca”, como han tildado de loca a casi todas las mujeres inteligentes.

El aquí no puede ser una media isla donde las mujeres son enemigas de las mujeres, algunas se proclaman en las fiestas privadas como trujillistas y son artífices de la infamia contra sus propias compañeras de oficio, en un ejercicio permanente de psicopatía, que disfrazan con falsos discursos y falsas posturas.

El aquí no puede ser un espacio de 42,000 kilómetros cuadrados que no se reconoce como Caribe e insiste en anexarse a Centroamérica.

El aquí no puede ser una media isla de mulatas desrizadas y teñidas de rubio, que aparecen en las revistas de Ritmo Social donde prácticamente no se le concede un espacio a la belleza de la mujer negra.

El aquí, no puede ser una lengua donde la mujer y la niña no existen, y los intelectuales insisten, aun en el año 2005, en hacer girar todo su discurso alrededor del genérico “hombre”.

No, ese no es el aquí donde me toca crear.

Escribí esta ponencia en Coyoacán, la discutí con amigas poetas de Cota Rica, Uruguay, México Francia, y la voy a leer en Hostos Community College, entre hermanos y hermanas latinoamericanos y caribeños.

Mi aquí es un espacio en la memoria que me resguarda de la iniquidad del ser humano, de los limites físicos de los espacios, de la (con honrosas  excepciones) que dicta el silencio o el aplauso, frente a tu obra.

Mi aquí esta hecho de cálidos abrazos, de amorosos espacios llenos de misterio, de abuelos que dictaban las reglas en la mesa, de tías sonámbulas, de trabajadoras domésticas que me abrieron los ojos ante el olor y el color de los mercados, de serenatas con acordeón y de primeros besos. 

Mi aquí esta hecho de hombres de roca con quienes redescubro la solidaridad todos los días, de orquídeas, color, cuadros de mis mejores amigos y amigas, amistades entrañables, y Sherezada.

Mi aquí, esta hecho de parquecitos amables, de calles empinadas con faroles y adoquines, de gente buena y sufrida que se empeña en que entre y me siente y pruebe la última torta de may, o me tome el ultimo café de la tarde.

Mi aquí esta hecho de mujeres fuertes, campesinas que fueron leales a su cuerpo, o reinas de belleza de los juegos florales que se casaron con hombres “que no eran para ellas” y cargaron con la cruz de su caída. Minervas, Tingos, Ananás, Tomasinas y ANGELICAS.

Mi aquí, esta hecho de hombres honrados, entregados a la construcción de una sociedad más justa, hombres pudorosos que aun conocen el rubor, incapaces de robar, mentir, o engañar a nadie, fieles a una visión de la dominicanidad que se construye a contracorrientes todos los días.

Ese aquí no está y está entre estas paredes, anda conmigo,  y me convierte en artesana de esa reconstrucción que es la literatura, único puente entre el yo que se edifica y todos sus fragmentos.

A pesar, y a favor, de todos los aquíes.

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