Aravind Ayanthaya y sus íconos del teatro caribeño

Aravind Ayanthaya y sus íconos del teatro caribeño

Me impresionó conocer al dramaturgo y escritor puertorriqueño Aravind Adyanthaya, quien vino al país a estrenar su obra “Iconos de Vellonera”, ganadora del concurso nacional de dramaturgia de su país, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo.

Lo vi por primera vez en Thesaurus, en el marco de un encuentro con los escritores de la editorial Isla Negra que regentea el dominicano Carlos Gómez Beras y fue durante su presentación que me llamó la atención.

Además de ser actor y director Aravind escribe cuentos y tiene su propia compañía (Casa Cruz de la Luna) y su propia sala de teatro en la que monta sus obras, desde el 1998.

Esa misma noche, me ofrecí a transportarlo a su hotel y fue en el trayecto que se me ocurrió hacerle una entrevista.

Me había dicho que tiene muchas otras obras de teatro escritas y que sin embargo no lograba sentirse conforme para publicarlas y montarlas. Cuando lo interrogo en este sentido, reacciona: “es un sentido de que el teatro no está hecho para el papel, de que es algo que está en proceso, un sentido de que este proceso evoluciona todo el tiempo y de que yo no soy solamente un escritor de teatro, sino que yo hago teatro en escena”.

Aravind Adyanthaya empezó estudiando actuación en la Universidad de Puerto Rico “porque todo el mundo de mi generación estudiaba actuación, aunque sí he hecho trabajo actoral, aunque realmente lo que me apasiona es la dirección escénica y escribir”.

Luego se fue a Nueva York a continuar sus estudios y desde el 1992 ha estado yendo y viniendo a su isla, lo que considera que ha dificultado sentar las bases de su trabajo por lo que ahora ha decidido quedarse en su pueblo y de ahí “empezar a viajar más por el Caribe que es realmente donde yo siento que mi trabajo está enraizado en estos momentos y el trabajo en español que hago”.

Acerca de su propio teatro nos cuenta que es un espacio bien pequeño en una casa antigua del siglo XIX en la zona histórica de un pueblito pequeño (San German) en el área suroeste de Puerto Rico “y ahí estamos a la orden”.

Al preguntarle cómo puede cumplir tantos roles en su trabajo teatral, me señala a Ana, la persona que le acompaña y quien es la productora de la obra que trajo al país, en la que él solamente dirige sobre su propia dramaturgia y “un gran equipo que es el que da fundamento de la compañía”.

MC: Cuando hablamos del teatro en el Caribe, ¿qué cosas tu crees que distinguen al teatro caribeño?

Aravind: “Yo creo que es el uso de la imagen como forma de llegar al público, el uso del lenguaje y que estos se unen en poesías escénicas… (se cayó la grabadora al intentar poner un cambio) Risa… Esto que estamos haciendo ahora es puro teatro caribeño, lo tengo que citar, estamos haciendo la entrevista mientras Marivell maneja y pone cambios, esto es lo que llamaría un típico performance caribeño”.

MC: La obra que trajiste, “Iconos de vellonera”, ¿de qué se trata?

Aravind: “Son distintas estampas. Son cuatro estampas y cada una tiene su propia historia y su propia imagen. Un poco como se relaciona la imagen religiosa con la imagen ídolo de la canción popular. Con las imágenes de los íconos que creamos en el diario vivir”.

MC: Cuando hablamos de íconos y ya que estamos tan mediatizados, tendemos a pensar que son cosas que nos han vendido o ¿es que nosotros tenemos nuestro propio sistema de construcción de ídolos ajenos al mercado?

Aravind: “Yo opino que en la sociedad actual nada está ajeno al mercado. Pero yo creo que también es un proceso de negociación entre muchas prácticas que si como que si se desvían o intentan moverse alrededor de estructuras ya fijas, de estructuras de lo que nos quieren vender y son prácticas que a veces tienen su origen en la comunidad, en los grupos comunitarios y por eso es que por ejemplo se dan los grupos religiosos y se da en la música con los fan clubs”.

“Yo pienso que el teatro, como nosotros lo hacemos que es un teatro experimental, no un teatro comercial, que no se rige por propósitos y fines de mercado, sino por la exploración de temas es una forma de negociar y de casi circunvalar ese mercado y llevarle al público otra perspectiva de la realidad, de lo que puede ser”, amplía.

MC: ¿Qué crees que hay que hacer para que los dominicanos y los puertorriqueños nos encontremos en el teatro como nos hemos encontrado en la música?

Aravind: “Yo opino que lo principal que tiene el teatro es tan sencillo como eso, darse a la experiencia escénica como se da uno a la experiencia musical. Porque lo malo es que el teatro, contrario a la música, no tiene una difusión extensa ni una grabación. El teatro grabado realmente no es teatro, el teatro es el espectáculo en vivo. Así es que uno tiene que tomar ese riesgo a ir a ver algo que talvez no conoce pero que sí le puede interesar”.

Aravind: “Sobre cómo el teatro caribeño se diferencia del otro teatro, yo creo que hay una calidad de la imagen que es muy calurosa, que es muy viva, muy basada en la vida diaria y basada en el cuerpo del actor en escena, que está muy basada en otra corriente que entra dentro del teatro como es la música y el baile. El cuerpo de un actor en escena, es un cuerpo que se mueve con el Caribe”.

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