Áreas seguras, sí. Barrios seguros, tal vez

Áreas seguras, sí. Barrios seguros, tal vez

RAFAEL ACEVEDO
Los investigadores en Sociología del Espacio Urbano han confirmado la importancia definitiva y principalísima de la vigilancia policial, siempre que la vigilancia llene los requisitos de lugar. Uno de los últimos reportes de asesinatos ocurridos en un área turística y central, a la luz del día, demostró la inexistencia de compromiso de los agentes policiales en la persecución de delitos.

Los policías ni siquiera se inquietaron ante los llamados de los testigos y concurrentes en el lugar del crimen. Los agentes, parece, sólo actuarían si tienen orden expresa y forman parte de una patrulla. Pero aún en el caso de policías entrenados y equipados, motivados y bien comidos, se requieren condiciones adicionales para que un área pública sea segura para sus usuarios.

Es crucial que el área sea defendible. Esto tiene que ver con el tamaño del área a ser vigilada y con la capacidad humana y técnica; el número de efectivos policiales, de armas, radio teléfonos y vehículos ágiles y mantenibles; divididos entre el número de cuadras o unidades de superficie a ser cubiertas.

También es vital el control de vías de acceso al área. Sin estos elementos, que son de carácter policiaco-militar, la policía no hace siquiera un papel simbólico en las calles. Aunque el síndico municipal del D. N. ha hablado de recuperar los espacios urbanos, tenemos la sensación de que tal plan no es cosa de ahora, y ante las deficiencias del plan Barrio Seguro, entiendo que las autoridades municipales y policiales harían un gran favor a los munícipes y turistas, al realizar un plan de menor cobertura territorial para las áreas recreativas principales. Para ello, sugerimos algunas medidas:

1. Declarar áreas de seguridad, y demarcarlas en mapas fáciles de prefigurar por los usuarios potenciales; que tengan límites naturales claros (avenidas, parques, monumentos, construcciones).

2. Iluminar impecablemente y de modo permanente dichas áreas.

3. Señalizar con rigor, pero sin excesos, para que las señales se hagan respetar.

4. Establecer pocas vías de entrada y salida (por eso se requiere de áreas pequeñas).

5. Poner barreras simbólicas móviles en los accesos vedados, pero con fuerte vigilancia y sanciones para los que intenten violarlos.

6. Establecerse vías principales de la ciudad como corredores de seguridad, con vigilancia de primer orden.

7. Desarrollar patrones de circulación vehicular estrictos, si es preciso, diferentes a otros horarios y lugares.

8. Crear patrones de estacionamiento creativos y variados, que obliguen a circular a baja velocidad.

9. Demarcar cruces de peatones que sean hechos respetar.

10. Control riguroso de la velocidad y de las reglas de tránsito fundamentales: Documentación, luces, casco, cinturón de seguridad y otros (pocos, para que los agentes no molesten o no se entretengan con el problema que no es).

11. Crear, en cierto modo, espacios y cultura de uso espacial nuevos. (Como lo harán con el Metro).

Los agentes deben ser entrenados para tratar con gentes, en particular con turistas, incluidos los nacionales y los pobres.

No debe tenerse ningún reparo en hacer uso de las estrategias y tácticas de guerra y guerrilla, pues de eso se trata, porque hasta ahí lo hemos llevado, pero el lenguaje hacia lo público puede ser otro para no alarmar.

Antes de ponerse en ejecución, debe hacerse una campaña de difusión sobre el Plan.

Atención especialísima a las motocicletas: por andar en vía contraria, manejar de forma imprudente, o violar cualquier regla, podrá conducirlo a un cuartel cercano o a un destacamento móvil, que sería ideal en estos casos. (Tal vez haya que prohibirlas en ciertas áreas y horas).

La ciudad puede ser recuperada para disfrute ciudadano y un plan gradual puede dar grandes resultados. En el presente, no conozco una sola zona de la ciudad a la que invitaría a caminar, con tanto que lo deseo y necesito. Muchos dominicanos y extranjeros visitaremos más lugares de esparcimiento en áreas donde se pueda caminar y disfrutar del estupendo paisaje urbano nocturno de nuestras ciudades.

Los sociólogos del espacio urbano dicen que cuanto más seguro es un espacio público, más personas lo usan; y que cuanto más se usa un espacio, más seguro se vuelve.

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