BUENOS AIRES,  (AFP) – El jefe de Gabinete de Argentina, Alberto Fernández, acusó ayer a la Casa Blanca de buscar poner en crisis las relaciones entre los países de América Latina a través de la descalificación de sus gobiernos.

 Fernández calificó de «formidable operación del Departamento de Justicia del gobierno republicano de Estados Unidos» la investigación judicial en ese país en la que un supuesto agente del gobierno venezolano reveló un intento de financiación ilegal de la campaña presidencial de Cristina Kirchner.

 En una columna que lleva su firma publicada este domingo por el diario La Nación, el ministro se pregunta «¿Cómo se explica que si el dinero estaba destinado a la candidatura del Gobierno, sea el mismo Gobierno (argentino) el que desbarata la posisibilidad de que tal objetivo se cumpla?».  Funcionarios de la Aduana Argentina frenaron el 4 de agosto pasado el ingreso a Buenos Aires de una valija con 800,000 dólares que llevaba el ciudadano venezolano-estadounidense Guido Antonini Wilson, que según la investigación en Estados Unidos, iban destinados a financiar la campaña de Cristina Kirchner.

 Wilson no fue arrestado y volvió a Miami donde reside.

 Fernández subrayó que la justicia argentina pidió la extradición, hasta ahora sin respuesta, y criticó el eje de la investigación estadounidense que presenta a Wilson como «víctima de un gobierno (el venezolano) que lo extorsiona».

 Dos venezolanos y un uruguayo fueron encarcelados en Estados Unidos acusados de ser agentes encubiertos de Venezuela y de supuestas amenazas a Antonini Wilson para que oculte que el dinero iba destinado a la campaña presidencial de Cristina Kirchner.

 «Ahora importa más saber qué hacían en Florida tres ‘agentes extranjeros’ que vivían allí desde hace años, que saber si lo sucedido aquel 4 de agosto de 2007 fue planeado en algún lugar con el propósito de desmontar las relaciones entre Argentina y Venezuela poniendo en apuros -falacia mediante- a los gobernantes de ambos países», fustigó.

 Para Fernández, Estados Unidos se vale de «un pretexto» para «hacer creer a la comunidad internacional que el gobierno venezolano enviaba aportes ilegales para la campaña presidencial del oficialismo»; lo que persigue es «inquietar y poner en crisis las buenas relaciones» de los gobiernos de América Latina.

 El caso provocó un cimbronazo en los vínculos entre Argentina y Estados Unidos, y la presidenta Kirchner denunció una «operación basura de la política internacional», aunque el gobierno estadounidense limitó el tema a un hecho judicial.