Argentina consagra nivel mundial
en los Juegos Olímpicos 2004

Argentina consagra nivel mundial <BR>en los Juegos Olímpicos 2004

NEW YORK (AP).- El orden establecido en el básquetbol fue desbaratado en 2004, un año de imprevistos como la consagración de Argentina en los Juegos Olímpicos y el campeonato de los Detroit Pistons en la NBA.

Tachar como sorpresa absoluta tales resultados no mediría con justicia lo ocurrido. Ambos no fueron producto de la casualidad, y se podría decir que se avizoraban en el horizonte.

El desenlace de los Juegos Olímpicos de Atenas, en el que Estados Unidos y su lote de astros de la NBA apenas pudo quedarse con una medalla de bronce, no fue más chocante, si se recuerda que el invicto de sus equipos de ensueño ya había sito roto en el en el campeonato mundial de 2002.

Pero igual Estados Unidos se asomaba como el gran favorito en las olimpiadas, instancia en la que había reinado desde que en Barcelona 1992 irrumpió con su primer ‘Dream Team’, el formado por Michael Jordan, Larry Bird y Magic Johnson, entre otros.

En Atenas, sin embargo, Estados Unidos volvió a chocar con la realidad de que el resto del mundo le ha tomado la medida en las grandes competencias.

Y si hay un país que se ha convertido en experto en tal tarea, ese es la Argentina de Manu Ginóbili, que se encaramó en los más alto del Olimpo griego para celebrar una presea dorada.

Argentina ya había dado un campanazo al haber sido el primer verdugo de Estados Unidos en el mundial de Indianápolis, en el que terminó segundo.

Tras haber hecho un enceste en el último suspiro que le dió la victoria a su equipo ante Serbia-Montenegro en la primera ronda, Ginóbili metió 29 puntos cuando Argentina le repitió la receta a Estados Unidos en las semifinales, venciéndoles 89-81.

El equipo del técnico Rubén Magnano se llevó el título gracias a un inapelable triunfo 84-69 sobre Italia, con Ginóbili colando 16 tantos. Esa victoria constituyó la segunda de dos medallas olímpicas de oro en 24 horas para el país tras una sequía de 52 años.

Ginóbili también vio aumentar sus bonos con San Antonio Spurs, su equipo en la NBA.

Tras cumplir su segunda temporada, en la que promedió 12.8 puntos y 3.8 rebotes por partido, el escolta firmó un contrato de 52 millones de dólares en julio. En un país donde el fútbol es amo y señor, Ginóbili se ha convertido en un ídolo que brilla con luz propia.

No todo le salió a pedir de boca. Sus Spurs abdicaron el título de la NBA al perder ante los Lakers en la segunda ronda de los playoffs.

Imaginarse a los Lakers y ‘Cuatro Magníficos’ inclinándose ante Detroit Pistons era algo que sigue costando creer.

Detroit, un equipo sin figuras de alto vuelo, despachó a Los Angeles 4-1 en la final de la NBA, su primer título desde la época de los ‘Bad Boys’ de fines de los 80 con Isiah Thomas, Joe Dumars y Dennis Rodman.

Los ingredientes del éxito de los Pistons no fueron nada del otro mundo. Su avezado técnico Larry Brown armó un equipo cohesionado con una clara filosofía de defender primero (todos), dominar bajo los tableros (Ben y Rasheed Wallace) y saber anotar desde media distancia (Richard Hamilton y Chauncey Billups).

Pero los Lakers fueron la otra cara de la moneda, un equipo proclive en exceso a las individuales, aparte de la evidente falta de armonía entre Shaquille O»Neal y Kobe Bryant, sus dos super astros.

Los Angeles se daba campeón en forma adelantada tras añadir en su nómina a Karl Malone y Gary Payton, dos futuros integrantes del Salón de la Fama, ávidos de ponerle broche de oro a sus carreras con un campeonato que no se dio.

El guión se complicó por cuestiones externas como fue el proceso por violación con el que Bryant tuvo que lidiar durante toda la temporada. Los fiscales al final desistieron del caso cuando la mujer que lo acusaba se resistió a participar en el juicio. El base de 26 años siempre ha insistido que tuvo relaciones con el consentimiento de la mujer, que ahora se propone llevar el caso a la esfera civil.

El fracaso de los Lakers implicó el desmantelamiento del equipo, con Bryant como el único sobreviviente.

O»Neal fue transferido a Miami Heat, Malone no ha dicho si volverá cuando se recupere de una lesión, Payton pasó a Boston Celtics y el técnico Phil Jackson se fue no sin antes escribir un libro en el que lanzó algunos dardos a Bryant.

El lío de Bryant con la justicia no fue la única mancha que recibió la imagen de la NBA.

En noviembre, jugadores de Indiana Pacers y aficionados de los Pistons se fueron a los golpes en las tribunas de la arena de Detroit.

Ron Artest, el primero de los Pacers que irrumpió en las tribunas tras ser bañado por una bebida que le arrojaron, había pedido permiso a su equipo para ausentarse partido para promover un disco de un grupo musical del cual es productor.

El díscolo alero ahora tendrá tiempo suficiente para ello, ya que la NBA lo suspendió por el resto de la temporada, en la sanción más severa que se haya aplicado en la historia de la liga.

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