Argentinos festejan 30 años de democracia alterados por huelga policial con saqueos

Argentinos festejan 30 años de democracia alterados por huelga policial con saqueos

BUENOS AIRES, AFP. Miles de personas celebraron el martes los 30 años de democracia ininterrumpida en Argentina con un festival popular en la histórica Plaza de Mayo, pese al temor y la conmoción social por saqueos derivados de una huelga policial.

La presidenta Cristina Kirchner, de actividad limitada por su convalecencia de una cirugía por un golpe en la cabeza, dejó la residencia de Olivos (periferia norte) para recibir en el Museo del Bicentenario, junto a la Casa Rosada (gobierno), frente a la Plaza, a expresidentes, entre ellos a Fernando de la Rúa (1999-2001).

La fiesta «Democracia para siempre» no fue suspendida pese a que suman siete los muertos, con decenas de heridos y detenidos en las últimas horas por pillajes en ciudades provinciales convertidas en tierra de nadie ante la falta de custodia de los policías que demandan mejoras salariales.

Un día como hoy hace tres décadas millones de personas en calles y plazas del país festejaron la asunción del presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) y el fin de la dictadura nacida del golpe de Estado de 1976, cuyo legado fueron miles de desaparecidos, una deuda multiplicada y las secuelas de una aventura militarista en la perdida guerra de Malvinas (1982).

«Venimos a denunciar los hechos vandálicos de los desestabilizadores», dijo al iniciar el acto frente a la Pirámide de Mayo, símbolo de la libertad, la cantautora Teresa Parodi, ante una multitud que agitaba banderas.

El Gobierno había denunciado que la acción policial y los saqueos están provocados en forma coordinada por grupos «sediciosos», que «buscan el caos y la zozobra, socavar la legitimidad democrática».

«Nos vamos a solidarizar con quienes han sufrido esta injustificada violencia (en los saqueos)», dijo desde el palco del acto el cantautor Víctor Heredia. A pocos metros, en un hecho inédito en los últimos años, se concentraban militantes de la Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata), que vitoreaban al extinto Alfonsín como el «padre de la democracia», en duelo de cánticos con activistas juveniles del peronismo de centroizquierda que apoyan a Kirchner.

El hijo de Alfonsín, el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, ocupó el asiento de su padre en el lugar de los invitados, aunque había declarado momentos antes que «ante los hechos que están ocurriendo nos preguntamos si no es más saludable suscribir el Gobierno y sectores políticos un compromiso de defensa de las instituciones».

Otro invitado en su sitio de exmandatario fue Adolfo Rodríguez Saá, cuyo efímero gobierno de una semana en diciembre de 2001 declaró el mayor default de la historia por más de 80.000 millones de dólares.

Kirchner entregó en forma simbólica al cantautor español Joan Manuel Serrat (en videoconferencia) el premio «Azucena Villaflor», por el nombre de la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, que entraron en la historia por enfrentar la represión dictatorial en busca de sus hijos desaparecidos.

Entre la multitud en la plaza, Laura Bernstein (35 años), militante de Segundo Centenario, agrupación juvenil pro-Kirchner, dijo a la AFP que «conseguir la democracia, no fue fácil.

Hoy, 30 años después, es un día de fiesta». Desde que volvió la democracia, Argentina introdujo profundas reformas civiles como la ley de divorcio y enjuició a más de 1.200 responsables del terrorismo de Estado, con 370 condenas, una de ellas al exdictador Jorge Videla, quien murió este año en la cárcel.

María Susana Vázquez y Guillermo Calceroni (68 y 69 años) se mantenían alejados del ruido del acto, pero la mujer dijo a la AFP que «es importante hacer acto de presencia en defensa de la democracia, cuando los policías toman una postura contra la democracia».

«Pienso en los que lucharon para la democracia, sin verla. El recuerdo es vivo, hay que rendir homenaje a los que se sacrificaron combatiendo esa dictadura militar, civil, eclesiástica y empresarial», dijo Calceroni, exdelegado metalúrgico de Peugeot.

Desde 1983, el país superó dos grandes crisis económicas, una con hiperinflación en 1989 y otra en 2001 al colapsar el tipo de cambio fijo de un dólar igual a un peso, además de cuatro sublevaciones de militares «carapintadas».

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