Argentinos montan hospital móvil en Haití

Argentinos montan hospital móvil en Haití

PUERTO PRINCIPE (AFP).- Soldados y médicos argentinos montaron en 10 días un hospital móvil que es hoy considerado el mejor centro de salud de Haití, con la única sala de cuidados intensivos del país, y donde se han atendido desde setiembre a cientos de haitianos y miembros de la misión de estabilización de la ONU (Minustah).

El hospital, financiado por la Minustah, atiende al menos 300 pacientes por semana, la mayoría pertenecientes a la misión, pero también asiste a tres orfanatos de Puerto Príncipe, a las monjas de una congregación cercana y a haitianos que llegan a sus puertas al borde de la muerte.

«No hay semana en la que no haya uno o dos heridos de un disparo de arma de fuego», dijo a la AFP el coronel Julio Astenasa, jefe militar del hospital. «Hay días de calma en los que parece que nada va a ocurrir y de repente aparecen focos de agresión», añadió.

El neurólogo Carlos Bedjan, director médico del hospital, contó que recientemente atendieron a 11 escolares que viajaban en un tap-tap (las camionetas con decoraciones religiosas multicolores que transportan a decenas de personas) y que chocó en medio del tráfico caótico de la ciudad.

«El chofer falleció, pero atendimos a los 11 chicos, que tenían contusiones múltiples», señaló.

Los niños, aterrorizados, se calmaron cuando los soldados trajeron a las corridas caramelos, turrones y yogurt, precisó Astenasa.

«Se comían el turrón con papel y todo», contó el mayor Daniel Cordero, director de logística del hospital.

«Había un chiquito de cinco años que no comía el yogurt. Cuando le pregunté si no le gustaba, me dijo que lo guardaba para su hermano», dijo Bedjan, que también ha estado en misión en Mozambique pero encuentra que la situación es peor aquí, «donde el haitiano lo único que necesita es vivir mañana».

«El gran problema que tiene la población es el agua, que en Haití no es potable», explicó Bedjan mientras recorría los módulos de aluminio plegables que forman el hospital, iluminados con tubos fluorescentes, y convertidos en sala de internación con 50 camas, quirófano, laboratorio, sala de rayos y consultorio odontológico.

El hospital tiene un personal de 57 personas, incluidos 10 médicos y 22 enfermeros, está diseñado para atender casos de mediana complejidad y fue desplegado anteriormente en la misión de la ONU en Angola y en la misión de la OTAN en Kosovo. Tiene previsto permanecer en Haití por un tiempo estimado de dos a tres años.

El médico también muestra orgulloso la foto «antes y después» de una huérfana de unos 10 años a la cual se le extirpó un enorme tumor del pabellón de una oreja.

«Esto se operó acá (…) Quedó perfecta, y ahora se puede reinsertar a la sociedad. Antes estaba prácticamente marginada, estéticamente», afirmó.

Los haitianos deben pagar unos 0,70 dólares para atenderse en un hospital público, y luego, si tienen la suerte de hallar un médico, deben pagarse los medicamentos, los exámenes en laboratorios privados -los públicos no funcionan- y contar con familiares o amigos para llevarles comida y lavarlos.

La mayoría no puede financiarlo. «Van a los hospitales públicos para que les firmen el certificado de defunción», explicó un militar de la Minustah que pidió el anonimato.

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