Ariel Sharon, El vuelo del halcón

Ariel Sharon, El vuelo del halcón

POR GRACIELA AZCÁRATE
El enjuiciamiento de Ariel  Sharon en Bélgica, pudo ser posible debido a una ley de 1993, que permite a los tribunales belgas enjuiciar a los políticos y altos representantes de gobiernos extranjeros por violaciones de los derechos humanos cometidos fuera de Bélgica.

Esta ley belga, que fue modificada en 1999, “ha expandido el concepto de jurisdicción en los casos de crímenes universalmente reconocidos y no reconoce las limitaciones tradicionales que consideran que un hecho es enjuiciable sólo cuando tiene lugar en el territorio nacional o si las víctimas son nacionales. Además, el hecho de ostentar un cargo público, que concede inmunidad, no es obstáculo para su aplicación”.

El derrame cerebral sufrido por Ariel Sharon hace unos días preocupa a  los analistas políticos sobre el futuro de Medio Oriente .

Toda su vida está marcada por la guerra contra los palestinos y la evolución de la historia del Estado de Israel.

Nació en el kibutz de Kfar Maalal, el 21 de febrero de 1928. Combatió en la organización clandestina Haganá y en 1947, un año antes de crearse el Estado de Israel, fue el encargado de entrenar a la policía hebrea.

Desde 1948, en que participó en la primera guerra árabe israelí ha mantenido durante cincuenta años una guerra permanente contra los palestinos  al frente del ejército hebreo en acciones de represalia contra los fedayin que hostigaban a Israel desde los estados árabes vecinos.

 Fue comandante en jefe de la Brigada Paracaidista.

Se licenció en derecho por la Universidad de Jerusalén y en Tel Aviv, durante la Guerra de los Seis Días de 1967, dirigió un cuerpo de ejército, donde estrenó su capacidad como estratega militar.

Durante la guerra de Yom Kipur, en 1973 fue nombrado Comandante de la sección central del frente del Sinaí y llegó con sus tropas a las puertas de El Cairo.

Con Menahem Beguin en 1977, fue nombrado ministro de Agricultura, cargo desde el que impulsó la colonización y ocupación judía de los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza.

El primer ministro Menahem Beguin lo designó, más tarde, ministro de Defensa y en  1982, mientras estaba al frente de ese departamento, protagonizó uno de los capítulos más oscuros de su historia cuando ocupó y llevó a cabo la prolongada guerra del Líbano, en la “Operación Paz de Galilea”.

Esa guerra le valió la acusación pública de ser el responsable de la matanza a manos de las milicias cristianas libanesas, de al menos dos mil refugiados palestinos en los campos de Sabra y Shatila que el Ejército israelí tenía bajo su control.

Este sangriento asesinato en masa lo obligó a dimitir.

El juez belga, Patrick Collignon, ha abierto una investigación acerca de los crímenes de guerra de Sharon, que deberá determinar la existencia o no de suficientes evidencias para procesar al actual primer ministro israelí por su implicación en la masacre de los campos de refugiados de Sabra y Shatila, en Beirut Occidental, los días 16 a 18 de septiembre de 1982.

El largo informe dice: “En aquella matanza perecieron unos 2.000 hombres, mujeres y niños palestinos”.

Poco antes de que la masacre tuviera lugar, los combatientes palestinos y soldados sirios, se habían retirado del Líbano como parte de un acuerdo promovido por Estados Unidos. Los civiles palestinos se encontraban así sin protección alguna frente al Ejército israelí y sus aliados falangistas.

De hecho, la matanza de Sabra y Shatila no fue la primera.

En 1976, los falangistas libaneses masacraron a 1.500 libaneses musulmanes en los barrios de Qarantina y Maslaj, en Beirut Oriental, y a cientos de refugiados palestinos en el campo de refugiados de Tel Zaatar.

Se calcula además que unos 18.000 civiles, libaneses y palestinos, murieron durante la invasión del Líbano de 1982, que fue promovida personalmente por Sharon. Tras llegar hasta Beirut y sitiar y bombardear esta ciudad durante varios meses, las fuerzas israelíes se retiraron hasta el sur donde ocuparon una franja de territorio que tuvieron que abandonar el pasado año, ante la ofensiva guerrillera de Hezbollah”.

El enjuiciamiento de Ariel  Sharon en Bélgica, pudo ser posible debido a una ley de 1993, que permite a los tribunales belgas enjuiciar a los políticos y altos representantes de gobiernos extranjeros por violaciones de los derechos humanos cometidos fuera de Bélgica.

Esta ley belga, que fue modificada en 1999, “ha expandido el concepto de jurisdicción en los casos de crímenes universalmente reconocidos y no reconoce las limitaciones tradicionales que consideran que un hecho es enjuiciable sólo cuando tiene lugar en el territorio nacional o si las víctimas son nacionales. Además, el hecho de ostentar un cargo público, que concede inmunidad, no es obstáculo para su aplicación”.

En Beirut, el abogado Chibli Mallat, un experto en Derecho Constitucional europeo, que representa a los supervivientes de la masacre, alabó la decisión del fiscal belga.

“Es un día muy importante para las víctimas de Sabra y Shatila. Confiamos en que la justicia seguirá su curso hasta el final, a pesar de que existen rumores de que puede haber presiones para cambiar la ley. Nosotros ayudaremos a las labores del tribunal belga de todas las formas posibles, incluyendo testigos y testimonios. Este va a ser un sumario muy extenso”.

Para Mallat, este caso contra Sharon es parte de un esfuerzo internacional más amplio para establecer un tribunal donde los jefes de Estado, que se hallen en activo o retirados, puedan comparecer en el caso de que sean imputados por crímenes de guerra. En lo que se refiere a las perspectivas de este proceso, Chali Mallat señala, “El Derecho en Europa ha cambiado mucho con el arresto de Pinochet, el caso de Milosevic, los tribunales que juzgan el genocidio de Ruanda y una definición más amplia del término jurisdicción”.

En septiembre de 1982 la presión internacional condujo a la creación de una comisión de investigación en Israel, que estuvo dirigida por el presidente del Tribunal Supremo, Yitzhak Kahan.

Dicha comisión encontró al entonces ministro de Defensa, responsable “indirecto” de la masacre del campo de refugiados de Sabra y Shatila llevada a cabo durante la invasión israelí del Líbano en 1982.

Con la victoria electoral de Benajmín Netanyahu en 1996, Sharon fue nombrado ministro de Infraestructuras.

En el año 2000,  hizo una provocadora visita a la Explanada de las mezquitas en Jerusalén oriental, lugar sagrado de los musulmanes, desatando la Intifada de Al Aksa.

Estos incidentes obligaron a dimitir al primer ministro laborista Ehud Barak y en la convocatoria de elecciones anticipadas en febrero del 2001,  Sharón ganó.

Su obsesiva política antipalestina ahondó los problemas y conflictos con la autoriadad palestina y en diciembre de 2001, prohibió al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, que asistiera a la Misa de Gallo, en Belén, al decretar su arresto domiciliario por considerarlo responsable del recrudecimiento de los atentados suicidas por parte de distintos grupos palestinos.

De manera inconsulta y unilateral ordenó, en el año 2005, un alto del fuego y puso en libertad  a unos 400 palestinos encarcelados en Israel.

En agosto de 2005 y después de la aprobación del parlamento puso en marcha el Plan de Evacuación de las Colonias judías de la franja de Gaza que incluyó el desalojo de ocho mil colonos mientras crecía el muro que separaba el Estado de Israel de los territorios palestinos.

Divergencias en su partido Likud, al que pertenecía desde 1977, por la política de desalojos lo llevó a formar un nuevo partido llamado Kadima que quiere decir Adelante con el que pensaba participar en los comicios del año 2006.

Pero su carrera se detuvo cuando sufrió a mediados de diciembre del año pasado un infarto cerebral de carácter moderado. Dos semanas después sufrió un derrame  cerebral masivo, del que parece recuperarse.

Sus dos  hijos , Guilad y Omrí, este último diputado de su partido, han estado en el ojo del huracán acusados  de soborno.

Según la policía israelí, la familia Sharon recibió cerca de tres millones de euros de soborno de dos empresarios austríacos y confiscó varios ordenadores del millonario austríaco Martín Schlaff, donde encontró las pruebas de este desvío de dinero.

Un escándalo que también salpicó al millonario sudafricano Cyril Kem sospechoso de haber financiado ilegalmente a través de los hijos de Sharón, la campaña electoral emprendida por el político en 1999.

Ariel Sharon fue el constructor del muro gigantesco, que separa la zona palestina de la israelí, intentando frenar la resistencia de los combatientes palestinos y aprovechó la muerte del líder palestino Yasser Arafat y la renovación política en las filas árabes para iniciar una retirada parcial de Gaza aunque no de todo el territorio ocupado.

El viejo halcón no ceja en su política de arrasar y guerrear, sin diálogo ni transigencia.

Solo la enfermedad fulminante ha podido parar el vuelo del halcón y para muchos judíos la desaparición de  Ariel Sharon significará por fin la paz,  después de cincuenta años de ininterrumpida guerra en Medio Oriente.

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