PRETORIA (EFE).- El ex presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide, dejó ayer la puerta abierta ante una posible campaña para volver a ser elegido presidente de su país el año próximo. Al mismo tiempo volvió a culpar a Estados Unidos y Francia de su dimisión forzosa el pasado 29 de febrero, que calificó de «golpe de estado».

«La inmensa mayoría del pueblo de Haití, tres meses después del golpe de estado, sigue luchando pacíficamente para que vuelva», dijo.

«Hubo un golpe de estado, hay un gobierno de hecho, pero no hay democracia» en Haití, dijo en rueda de prensa en Pretoria, junto con la ministra sudafricana de Asuntos Exteriores, Nkosazana Dlamini-Zuma, y acompañado por su esposa, Mildred.

También insinuó que en Haití, donde están desplegados soldados estadounidenses, hay ahora abusos de los derechos humanos como los que se han hecho notorios en Irak y citó como ejemplo la detención de un niño haitiano de cinco años por soldados norteamericanos que lo esposaron.

«El diálogo puede suponer una de las mejores forma para abrir el camino para mi retorno y continuar allí (en Haití) trabajando con el pueblo haitiano y con la comunidad internacional para que funcione la democracia», comentó.

Afirmó que no piensa involucrarse en actividades políticas durante su «visita» a Sudáfrica para «volver pronto pero en malas condiciones, tendrá que ser en buenas condiciones».

Al mismo tiempo que Aristide expresó su voluntad de presentarse como candidato a la presidencia de Haití, por tercera vez, matizó que tendría que haber elecciones libres, justas y democráticas y «no veo cómo podrán ser justas si no se cambia la realidad de hoy día».

Aristide insistió en que Estados Unidos y Francia financiaron las fuerzas políticas cuya sublevación le obligó a abandonar el poder y su país, pero aseguró que quiere «relaciones normales» entre Haití y esas dos potencias.

«Unas pequeñas pero ricas familias», con determinados «intereses económicos» impulsaron las operaciones para desbancarlo del poder, sostuvo Aristide.

«Lo que más me importa no es volver al poder por el poder, es volver algún día de una forma normal con el pueblo haitiano y el apoyo de la comunidad internacional», dijo.

Aristide, que fue sacerdote católico, pronunció ayer una homilía en una iglesia anglicana en un barrio negro de Johannesburgo.

En su discurso, el antiguo cura, que ahora tiene dos hijas pequeñas, ofreció un comentario sobre «el don del Espíritu Santo», basado en el libro bíblico de los Hebreos y pidió a los feligreses rezar por los niños del mundo.

En su primer acto público después de su llegada el pasado 31 de mayo a Sudáfrica, también dio las gracias, por el «recibimiento caluroso», al presidente sudafricano, Thabo Mbeki, y a la primera dama, Zanele, presente en la iglesia.

El propio Mbeki acudió al aeropuerto para recibir a Aristide, su esposa y sus dos hijas, en una ceremonia acorde con el trato dado a un jefe de Estado en ejercicio.

Aristide, quien llegó a Sudáfrica para una «visita» de duración indefinida, acudió a la iglesia Saint Michael’s en el distrito de Alexandra, en el norte de Johannesburgo, a la invitación del reverendo Samson Makhalemele.

La «visita» a Sudáfrica tuvo lugar a raíz de la solicitud de Jamaica, comunicada al gobierno de Pretoria a través del Caricom y la Unión Africana.

El gobierno sudafricano ha puesto una residencia oficial, protegida por las fuerzas de seguridad del Estado, a disposición de Aristide y su familia, quienes no cuentan con fondos propios, según dijo el miércoles pasado la ministra Dlamini-Zuma.

El propio Aristide, al dar las gracias a Sudáfrica por haberle acogido, comentó ayer: «no teníamos pan y ustedes nos han dado pan».

Al llegar al aeropuerto de Johannesburgo el 31 de mayo, Aristide declaró que «el continente de Africa será nuestro hogar temporal hasta que volvamos a Haiti».

Después de dimitir el pasado 29 de febrero, Aristide fue transportado a la República Centroafricana.

El pasado 15 de marzo viajó a Jamaica, donde se reunió con su familia y permaneció hasta hace una semana.