Jean Beltrand Aristide en la cumbre de las Américas en Monterrey. Este viaje busca la legitimización que la celebración internacional del Bicentenario de la revolución haitiana no le concedió y que en cambio convirtió en epicentro a Puerto Príncipe para la prensa internacional y mostró la inconformidad de la población y la oposición, una oposición que si se analiza bien, tampoco se aclara…
Para Aristide ir a la Cumbre de las América en Monterrey, México, era un símbolo y un modo de hacer presencia internacional, de presidente casi cayéndose, pero aún de pie ante una oposición insensata y sin sabiduría…
El cuentazo tiene por lo menos un golpe de efecto: él, todavía presidente haitiano, demostró que puede salir y entrar de un país que en apariencia lo repudia…
En Monterrey Aristide agotó su turno, Bush lo evadió hasta dónde pudo, pero el autócrata caribeño exhibió un poder de intercambio nada difícil de entender, el lugar donde el protocolo se debe respetar, porque le guste a la oposición haitiana o no, para la comunidad internacional, Aristide sigue siendo el presidente de Haití y esta misma razón institucional aparente, es lo que hace que la oposición haitiana, que no atina a realizar una campaña exterior con fuerza, no tenga fuerza hacia el exterior…
Cuando Aristide habla de democracia en Monterrey, alguien debe preguntarle si democracia es balear estudiantes con turbas armadas y manifestaciones civiles que piden su dimisión, esta democracia de Aristide tiene sus bemoles, pero la comunidad internacional nada puede hacer, porque el propio Aristide juega justamente a esa inmunidad internacional de una institucionalidad que él mismo nunca ha respetado…
Y esta situación de Haití demuestra un poco lo hipócrita de la situación internacional actual…
Protocolarmente, ninguno de los presidentes de América Latina invitados a la celebración del Bicentenario de la Revolución Haitiana, se atrevió a asistir, apenas lo hizo el presidente de Sur Africa Thabo Mbki, quien en el viaje a Gonaives, según notas de prensa internacional, temblaba cuando las alboradas de disparos se hacían sentir allí en medio de las seudo celebraciones…
Todos se excusaron, pero nadie opina de modo directo sobre la situación, temática que era la propia de una Cumbre de las América, donde la oposición de un país poniendo su cuerpo de tiro al blanco, lucha contra un presidente institucional según las leyes y de facto, según sus procedimientos dictatoriales.
En Monterrey se han hecho de la vista gorda ante Aristide, total, geográficamente a excepción del Presidente Mejía Domínguez, de República Dominicana, a ninguno de esa cumbre Aristide con sus vainas molesta, ese, al parecer, no es un problema de esa comunidad, pero si puede estar presente en Monterrey y hacer el ritual de presidente constitucional asediado, jodido por unos disturbios callejeros…
Se trata de un juego diplomático, cruel, propio de esos gajes del oficio.
Mister Bushito se dio el lujo de arengar sobre la corrupción, olvidando los grandes escándalos financieros de su propia administración, el caso Enrón y las compañías vinculadas a Dick Cheney, Halliburton, y sus sobrepagos de gasolina en Irak, entre otras historias de corrupción…
El orgullo de María Gargajos, el presidente Bushito no tenía moral para un discurso semejante y mucho menos cuando la posición de Argentina y Brasil impedía de modo claro un consenso en la declaración final, a pesar de que Fox, en nombre de México, tenía la excusa de que era anfitrión para tener un tono neutral, conciliador, que en cierta medida aplazaba sus reclamos de hacía unos días cuando los cerebros de la Casa Blanca, tomaban de conejillas de Indias el tema migratorio para hacer un test a la reelección de Bushito, haciendo una proposición que nadie ha creído.
Estados Unidos en la cumbre de Monterrey tenía una oportunidad para soltar prendas sobre Haití y Aristide, pero no lo hizo, ahí estaba Colin Powell, que bien pudo con una simple declaración insinuar algo, decir está boca es mía, decir hay que respetar al hijo de la gran puta, porque al menos es nuestro hijo de la gran puta. Pero nada, nada de nada.
La antigua administración demócrata se excedió con Aristidi, eso hay que tomarlo en cuenta. Bush padre, en cambio, nunca le concedió importancia al exilio de Aristide, algunos informes mentales de la CIA, que estuvieron en su poder, le pusieron en alerta sobre la megalomanía del personaje y dejó a Haití en toda su administración, como algo muerto, como un tema sin sentido.
En cambio, sí prefirió buscar un Haití en Somalia, en 1992 cuando la famosa y extraña operación esperanza (Hope), hazaña nefasta en la que el ejército norteamericano voló una misión de la ONU por equivocación y logró la unidad de todas las gangas de Mogadisco para combatir al invasor.
Estados Unidos solo moverá su dedo de poder cuando la Oposición de Haití busque un consenso fuera de Puerto Príncipe, consenso que se supone puede lograr porque tiene muchos simpatizantes fuera del país y es de entenderse que lugares como Ginebra, Québec, Miami, París, Santo Domingo, Martinica, Guadaloupe, San Martín, Montreal, México, Bruselas, sean solidarios con la actual situación del pueblo haitiano.
Siempre se ha pensado que si los intelectuales haitianos están en el exilio, si entienden que deben ser solidarios con la construcción de su país, estas son circunstancias que ameritan una respuesta pública y contundente…
Mientras los Estados Unidos hacen silencio ante Haití, pretendiendo que es mejor Aristide que un peor por venir (estrategia imperial que siempre empolla dictadores, desde antaño), la situación se deteriora y mientras tanto Aristide ha utilizado la situación para validarse en el poder con la anuencia de la Comunidad Internacional.
Algunos sabemos que una vez, el pueblo haitiano tendrá que derramar la sangre de los inocentes, para una vez más, hacer salir del poder a un dictador aun revestido de poderes constitucionales, cuyo lenguaje internacional solo confunden a los que creen en la vieja democracia restringida, a la que Aristide apela para ver si puede quedarse en el poder.
La indolencia de hoy ante Haití, solo los dominicanos tendrán que pagarla cara, queda una pregunta :
¿No tenemos como nación mecanismos internacionales para hacer entender esta posición…?