Ha escrito Emiliano M. Aguilera en unas notas prologales a “La Política” de Aristóteles (Colección Obras Maestras, Editorial Iberia, Barcelona) que “Nadie puede abrigar la pretensión de descubrir a Aristóteles en ningún aspecto. Lo mismo el hombre que el filósofo y su pragmatismo, son bien conocidos”.
Ciertamente el personaje quiso hablar y escribir con la mayor claridad posible.
Como existen tantas confusiones acerca de la democracia… no solo aquí… he querido citar algunos fragmentos de sus pensamientos en torno a este sistema, a ver si nos aclaramos un poco.
Dice Aristóteles en “La Política”: “No debe creerse, como algunos creen en nuestros días, que la democracia existe siempre en el Estado cuando la multitud es soberana, puesto que en la oligarquía y en todo, el supremo poder es siempre del mayor número; ni se crea tampoco estar gobernados por una oligarquía siempre que esté el poder en pocas manos. Suponiendo que en una población de mil trescientos ciudadanos haya mil ricos, y que estos no den ninguna parte en el poder y la administración a los trescientos pobres, aunque sean libres e iguales en los demás conceptos, nadie podrá afirmar que semejante pueblo, aun gobernado por la mayoría, viva realmente en un régimen democrático. Paralelamente, si los pobres, aunque en número pequeño, fueran más poderosos e influyentes que los ricos, siendo éstos más numerosos, el régimen no se llamaría oligárquico si los poseedores de la riqueza no participaran en el mando y los honores.
Mejor es decir que existe la democracia cuando el poder soberano está en manos de los hombres libres, sean ricos o pobres, y que hay oligarquía cuando los ricos, pocos o muchos, son los que gobiernan. Pero sucede ordinariamente que los unos, es decir, los hombres libres, están en mayor número y que los otros, esto es, los ricos, son poco numerosos. Y seguramente, si se dieran las magistraturas a los hombres más altos, como cuentan que ha pasado en Etiopía, o a los más hermosos, no sería eso oligarquía, pues los hombres de elevada estatura y los de gran hermosura siempre son numéricamente escasos.
Estas condiciones, sin embargo no bastan a determinar con precisión las diferentes formas de gobierno; pero como la democracia y la oligarquía se componen de varias partes, es necesario distinguir y admitir que, en el supuesto de que los hombres libres, en pequeño número, tengan autoridad sobre la mayoría de los habitantes que, por lo tanto, no serían ciudadanos libres, no habría una verdadera democracia.
Esto es precisamente lo que se ha podido ver en Apolonia, sobre las costas del mar Jónico, y en Thera, pues en estas dos ciudades no se concedían los honores mas que a los de ilustre cuna, es decir, a los descendientes de los fundadores o primeros colonizadores, que eran muy poco numerosos en comparación con el resto de los habitantes. No sería tampoco una democracia aquella en que los ricos, por ser los más numerosos, tuvieran ellos solos el poder, como en otros tiempos sucedía en Colofonia, donde la parte más numerosa de los ciudadanos poseía las grandes propiedades, antes de la guerra que sostuvieron contra los lidios.
La democracia no existe sino cuando todos los ciudadanos libres y al mismo tiempo pobres forman la mayoría y disponen del Gobierno.” Hasta aquí Aristóteles.
Quiero agregar que para que cualquier sistema funcione positivamente se requiere una convicción y ejecución disciplinaria.
No hay libertad sin ley.