El economista Jaime Aristy Escuder resaltó el trabajo conjunto de las autoridades del sector financiero y monetario que ha propiciado que el país cumpla sus metas de inflación y tenga un control efectivo de los riesgos sobre el sistema financiero.

Dijo que en la medida que se minimizan los riesgos, así mismo se eleva el patrimonio de las entidades de intermediación financiera y la eficiencia en sus operaciones, lo cual se refleja en elevación del bienestar de la población.

El profesor universitario señaló que no se conoce ninguna situación de estabilidad bancaria y financiera sin que previamente prevalezca la estabilidad de los precios al consumidor.

Advirtió que una situación de inestabilidad macroeconómica es una amenaza inmediata sobre el sistema bancario, por lo que es preciso tomar muy en cuenta esa eventualidad.

Aristy Escuder dijo que tanto el superintendente de Bancos, Luis Armando Asunción, como el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu; el superintendente de Valores, Gabriel Castro, y el superintendente de Pensiones, Ramón Emilio Contreras Genao, han unificado esfuerzos en la coordinación de la política macroprudencial.

Sostuvo que saber coordinar en forma eficiente la gestión y supervisión financiera y monetaria es un paso clave para evitar la acumulación de riesgos sistémicos, como es el objetivo de la política macroprudencial.

Subrayó que la buena supervisión y gestión del sector financiero constituyen el complemento por excelencia de un escenario que presente la menor volatilidad macroeconómica, lo que permite a su vez a los bancos minimizar el costo de la gestión óptima.

Explicó que la inestabilidad hay que medirla por el grado de volatilidad, que se define como la desviación estándar de esa variable, que en el caso señalado es la variación de precios.

Resaltó que durante 2013 y 2014 las autoridades monetarias y financieras del país tuvieron un éxito marcado en conseguir que la tasa de inflación se mantuviera por debajo del límite inferior estipulado en las metas. Indicó que la meta de inflación que ejecuta el Banco Central desde 2012, es lo que permite a la banca conocer cuál será la prima de riesgo de variación de precio para incluirla en sus decisiones respecto a las operaciones.