Arlette y el coronel

Arlette y el coronel

La grandeza de un pueblo no se calcula en base a la dimensión de su territorio, ni se mide tomando en cuenta el tamaño de su población; un buen indicador lo sería la memoria de sus héroes y mártires. Es deber de quienes escriben la historia mantener viva la llama del recuerdo de aquellos que ofrendaron su vida en pro de la libertad y bienestar nacional. Uno de esos hombres responde al nombre de Rafael Fernández Domínguez, descrito por Juan Bosch como “Soldado del Pueblo y Militar de la Libertad”. Me ha correspondido la dicha y honra de recibir de manos de la señora Arlette Fernández, viuda de Fernández, presidenta de la Fundación Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez una copia del libro de su autoría que lleva el título de su esposo. Junto con la obra recibí un video complementario del texto; ambos deberían estar presentes en cada una de las escuelas del país y su contenido ser enseñado a todo el alumnado dominicano. Desde que esta tercera edición se posó en mis manos, decidí no soltarlo hasta haber absorbido todo su contenido.
La obra narra en un bello estilo que solamente una culta dama es capaz de impregnarle a un trabajo histórico, la secuencia cronológica de la vida de su compañero, interrumpida tempranamente de forma trágica. Las imágenes fotográficas incluidas refuerzan la narrativa de antepasados, infancia, niñez, adolescencia, juventud y adultez del héroe constitucionalista.
El Coronel Fernández Domínguez es el prototipo de militar con una firmeza sagrada de ideales patrióticos; honesto a carta cabal, a tal punto que desde el exilio, en la última carta enviada a la madre de sus hijos le advertía: <<Si me pasa algo, sé que vas a sufrir mucho y tu y mis hijos pasarán trabajo. No les dejo siquiera una casa pero, cuando te veas muy apurada recuerda que esto es más que nada porque fui honrado y tengo mis manos inmaculadas y esto debe servirte de orgullo e incentivo para luchar; sé que eres valiente y no me defraudarás”. Con razón la viuda de Fernández expresa que su cónyuge <<siguió a Bosch con la devoción con que el discípulo sigue al maestro>>. A dos décadas de la caída del coronel, don Juan diría: <<Rafael Tomás Fernández Domínguez no ha muerto y como Simón Bolívar, muchos años después de su muerte su nombre no cabe en América. El del extinto coronel traspasará los límites de la Patria>>. Arlette recoge testimonios de gente que conoció y trató a su marido de cerca en momentos muy cruciales. Milagros Ortíz Bosch opinó: <<Rafael Fernández era un hombre de capacidad organizativa excepcional, con objetivos precisos, con tenacidad para luchar por ellos y con lealtad hacia su pueblo>>.
Medio siglo después de la muerte del fundador del movimiento a favor del restablecimiento del gobierno constitucional que presidiera Juan Bosch en 1963, resulta beneficioso recordar este modelo de militar comprometido con el porvenir y soberanía de su amada patria. El decoro, respeto, dignidad, seriedad, compromiso y entrega sin límites a la salvaguarda dominicana son atributos que acompañaron a este noble héroe nacional. El libro de Arlette impide que la polilla alzheimeriana consiga que olvidemos a este valeroso hombre de armas y con él sus ideales.

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