Armas de fuego en notable exceso

Armas de fuego en notable exceso

El porte y la tenencia de armas de fuego  ameritan de mayores restricciones que las vigentes, que equivalen a una permisividad que contribuye  a una alta tasa de homicidios. Pero parecería que eso es pedir demasiado. Recientemente ocurrió una sangrienta riña en la cárcel de La Victoria, tras la cual se comprobó el uso de por lo menos dos tipos de proyectiles en el intramuros penitenciario. Luego, las autoridades nunca pudieron establecer la forma en que esas armas entraron, quiénes las usaron ni dónde se encuentran en estos momentos. Probablemente en la misma posesión de gente privada de libertad pero no de manejar artefactos mortíferos. Es evidente que ni siquiera allí pueden aplicar controles.

La mayoría de los homicidios en el país   implican armas de fuego. La delincuencia  se apoya en ellas, incluyendo  artesanales. Con frecuencia la violencia en discotecas, colmados y “car wash”, y sobre todo las agresiones a mujeres, incluyen pistolas. En muchos casos se utilizan armas portadas legalmente pero irresponsablemente autorizadas sin un filtro para las  condiciones emocionales y morales  de potenciales usuarios. Una y otra vez, uniformados participan en hechos de sangre callejeros con  armas que el Estado les  asigna y a las que luego dan el peor de los usos. El Gobierno debería usar su autoridad y acción para que no nos parezcamos tanto al viejo oeste.

 

Rápido apoyo  a un polo turístico

Los hoteleros de Playa Dorada, Puerto Plata, se han puesto a la ofensiva para relanzar a la Costa Norte como destino turístico, para invertir el proceso que la ha hecho declinar. El objetivo no debería ser solo de ellos. Otros sectores deben comprometerse con el resurgir de la Novia del Atlántico y lugares cercanos que reúnen condiciones para recibir un gran flujo de visitantes,  gracias a la naturaleza, a la hospitalidad de su gente y a  importantes inversiones ya realizadas. Es la zona donde el turismo dio temprano  claras señales de que jugaría un rol importante para la economía dominicana.

El Estado debe colocarse decididamente del lado de esta causa de  rehabilitación  y dinamización.  Conjúrense los déficits de infraestructuras viales, impúlsese el  saneamiento urbano y costero e implántese una política de seguridad ciudadana que haga descender con prontitud el índice de homicidios en perjuicio de extranjeros y los delitos en sentido general.

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