Armonía

Armonía

En todo momento, pero fundamentalmente cuando falta poco tiempo para unas elecciones, la Junta Central Electoral (JCE) tiene que ser, por fuerza, el más sólido ejemplo de armonía.

Sus instrumentos de planificación y ejecución, las cámaras Administrativa y Contenciosa, sus diversos organismos y, desde luego, sus integrantes, deben operar con la coordinación y precisión que caracterizan las piezas de un fino reloj.

La Junta tiene a su cargo tareas que tienen mucho que ver con el futuro institucional del país. Su deber de organizar las elecciones y a la vez servir de árbitro, de juez, le demandan una sobriedad a toda prueba, que se ponga de manifiesto en un ambiente de total armonía.

En estos días los medios de comunicación han estado divulgando informaciones preocupantes, acerca de un estado de cosas nada deseable a lo interno de la JCE.

Se afirma que ha habido  diferencias importantes entre instancias de ese tribunal, diferencias que deben ser zanjadas cuanto antes, por medio del diálogo y en base a lo que estipulan las pautas que norman las acciones de este instrumento de la democracia.

 Los partidos políticos con representación en la JCE han pedido a sus autoridades que resuelvan sus diferencias para evitar que la población llegue a perder la confianza en estas autoridades. Ciertamente, un eventual deterioro de la confiabilidad de la Junta podría ser traumático  en medio de la organización de un proceso electoral.

II

Algo que alivia un poco en medio de las circunstancias que comentamos es el hecho de que están bien claras y definidas las cuotas de autoridad de cada funcionario y de cada jerarquía orgánica.

Esa claridad de las pautas, aunque hace inexplicable que hayan surgido fricciones o diferencias, es lo que, a fin de cuentas, permitirá que las cosas vuelvan a la normalidad y que cada uno desempeñe su papel en base a la cuota de autoridad que le corresponde, ni más ni menos.

Hay mucha autoridad moral al servicio de la Junta Central Electoral, pero su papel estaría en riesgo si las disparidades de criterio llegaran a disminuir la confianza de la sociedad.

Estamos a menos de un año de las elecciones presidenciales de mayo del 2008 y hay por realizar muchas tareas relacionadas con el certamen.

También están pendientes decisiones necesarias para moderar la campaña electoral, hacerla menos estridente, menos costosa y limitar su tiempo de duración.

También hay que empezar a andar pasos hacia una ley de partidos que establezca las reglas de juego necesarias para estas organizaciones.

Se trata de decisiones que requieren ponderación cuidadosa, actuar con la cabeza fría, y mucha armonía.

 Los miembros de la Junta están en el deber de poner sus diferencias sobre la mesa del diálogo y echar a andar  las voluntades en la dirección de procurar una solución armoniosa, que les permita trabajar sin tropiezos en el proceso que tienen entre manos, manteniendo el peso específico de la confianza que solo puede ser garantizada por la armonía.

Los partidos políticos representados en la Junta deben aportar argumentos para llevar las diferencias a la mesa del diálogo y contribuir que prospere la búsqueda de una solución armoniosa.

El instrumento de democracia que es la Junta no puede darse el lujo de perder la cohesión de pareceres.

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