Arq. Emilio José Brea García, especialista en asuntos urbanos

Arq. Emilio José Brea García, especialista en asuntos urbanos

“La muralla hay que preservarla”
AAreito (sábado 23 de enero) publicó, con gran despliegue de portada, un inusual petitorio del distinguido ciudadano, político, economista e historiador, Bernardo Vega Boyrie, que llamó la atención por lo rotundo y enfático del mismo:

“¡¡Derribe ese muro, Señor Ministro!!” La imperativa solicitud destaca dramática, con ilustración y fotos incluidas. Una carta del Ministro (que no pudimos encontrar en la edición virtual del 29 de enero), y una reseña de la coordinadora del referido suplemento cultural (Marivell Contreras, EL MURO: ¿Derribamos el muro? 5 de febrero), mantienen vigente el tema.

Hasta ahora ninguna de las instituciones relacionadas con el tema del patrimonio se han manifestado sobre el particular, que no sean las declaraciones personales recogidas por la Sra. Contreras en el trabajo publicado el 5 de febrero. Nos consta que por vía de correos electrónicos se han suscitado inquietudes. Al arquitecto restaurador de la Fortaleza Ozama, Teódulo Blanchard Paulino,  hasta donde se pueda saber, no le han pedido su opinión.

Hace ya unos años participamos de una jornada del Comité Dominicano del -ICOMOS- donde se discutió precisamente el tema del uso futuro de la muralla moderna de la fortaleza Ozama y aunque hubo posiciones encontradas, el consenso fue el de preservarla parcialmente, integrándola a la dinámica ambiental de su entorno, incluso perforándola por sectores, para permitir esa integración, pero no derribándola totalmente. En aquella ocasión, al igual que ahora, a todos nos parecía molestosa la presencia de esa muralla estigmatizada de “trujillista”, pero que años tras año crece en dimensión histórica, documental, referencial, aunque sea oprobiosa, de dudosa estética, ignominiosa y bochornosa para elrecuerdo y la memoria histórica del conglomerado nacional. Pero es obvio que el aparente problema es de actualidad, no es histórico.

Ahora la muralla molesta, ahora impide, ahora es problema, ahora hay que demolerla, ahora es vergüenza, ahora es bochorno, mal recuerdo, y ahora es fea, ahora es agresiva, ahora es antiurbana… ¿No les parece extraño? Antes a nadie le parecía así como tampoco le parece molestosa la presencia de otra muralla, la de enfrente, vecina y peor de antiestética (fea), ridícula y vergonzante, levantada para rateros de poca monta, construida sobre un cerquillo de cemento y completada por el entrecruzado de alambres del tipo de «verja ciclónica» que no solo espanta a turistas sino que horripila siendo un adefesio contrastante con la inversión que se viene haciendo (ahora, ya por fin) en el muelle por parte de la empresa privada que sin citar trae a colación el Sr. Vega en un meta mensaje inducido en transmisión literal, de poder a poder, vía «el poder» de las comunicaciones y el de las oportunidades. Perceptivamente, entre ambas murallas hay un acercamiento, una estrechez, un angostamiento que disminuye las panorámicas al cerrarse las visuales y reducirse el enfoque de la perspectiva de fondo, cambiante en tanto se mueve quien por allí circule peatonal o vehicularmente.

Por suerte el Sr. Ministro de Cultura no tiene las facultades para echar abajo esa muralla, y consultará con la Vice Ministra de Cultura y con el personal técnico de la Oficina Nacional de Patrimonio Monumental, que es parte integral del Ministerio de Cultura, y de seguro no podrá complacer a Vega ni a los inversionistas privados que buscan penetrar desde Sans Soucí -y por la fortaleza-, para “entrar” a la ciudad alternativamente, desde los barcos de cruceros, y mediante uno de los artificiosos de los proyectos de desarrollo del muelle. En esa dependencia del Ministerio le dirán al Sr. Ministro que la República Dominicana es signataria de convenios y cartas internacionales que impiden esta acción enfática que solicita el ilustre ciudadano Bernardo Vega. La historia tiene una inmanencia que es precisamente la que la eslabona. Un detalle adicional permitiría ilustrar mejor la cuestión.

El Sr. Bernardo Vega no maneja los conceptos ni las herramientas del paisaje urbano y una de ellas es la preferida para mostrar lo que deben ser asomos o «efectos ocasionales» de un paisaje oculto o semi oculto (los árboles hacen este papel con harto frecuencia), rompiendo así toda monotonía evidente y/o anticipada por obvia, por lo que si los turistas ven lo que hay dentro, tras las murallas, y lo hicieren desde fuera, ya no entrarían al recinto de la fortaleza. La muralla de 1937 (o antes y/o de 1943 como insinúa Vega, por la edad que le reconoce?) aporta un telón macizo que al ser imposible de descorrer, hay que penetrar con curiosidad turística cultural.

Aquella vez, en la jornada del ICOMOS, propusimos perforarla por tramos, entre bastiones, garitas altas o puertas de la misma, aireándola, transparentándola, pero no demoliéndola totalmente, sino dejando “testigos”. Lo contrario sería destruir parte de la historia edificada, testimonial también, aunque ahora nos sea odiosa, y ya de destrucciones hemos tenido bastante, alguna vez se quiso incluso demoler el obelisco, y la lista es larga, desde la destrucción de las ruinas de La Isabela, pasando por Samaná y el Parque Independencia, hasta lo más reciente que puede ser lo que está ocurriendo en Montecristi, Puerto Plata, o Sánchez; y tras el Jaragua, el Jaragüita, Villa Mango, la casa Rexach, la casa de los Moya en Sánchez y todo el centro histórico (con algunas excepciones), el Cine Teatro Carmelita en San Francisco de Macorís, la Quinta Limardo en Puerto Plata, Gascue parcialmente, el Centro Histórico de Santiago, el de San Pedro de Macorís, el de Moca, el de San Francisco de Macorís, el de La Vega, y otros…

El mensaje está tramitado. Las iniciativas del poder económico que lo pueden haber auspiciado ahora esperan. El proyecto también. La historia observa, la ciudad calla, las instituciones y entidades tienen sus dudas. Un debate pudiera ayudar. Ahí están las instancias y hasta los protagonistas, para ser escuchados y atendidos. Ojala prospere una discusión técnica, artística, científica y cultural sobre el particular…

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