El término arquitectura parece que está bien definido, entendemos que es un arte donde se diseña y se construyen edificios y espacios públicos. En esta rama se combina arte y técnica y al parecer lo tenemos claro.
Ya cuando entramos en la arquitectura de interiores ya se confunden un poco las cosas, pues me pasa siempre. Como se intuye por el nombre, el interiorista trabaja la parte interior. Con toda certeza el arquitecto puede hacerlo también, solo que en arquitectura de interiores se trabaja con un nivel más preciso de la escala, la referencia humana y la relación con su entorno.
El nivel de sensibilidad con que puede llegar a trabajar un interiorista lo lleva a lograr espacios puntuales para necesidades específicas. El profesional del interiorismo puede crear espacios de confort, conforme a las necesidades de los habitantes de la vivienda. Igualmente áreas de trabajo, comercios como tiendas y restaurantes y todo lo relacionado con el espacio interior.
Hoy en día se entiende más el papel del interiorismo en los lugares que habitamos pues estamos conscientes de lo que el entorno genera en nosotros, la experiencia sensorial que brindan los espacios bien realizados es parte integral del funcionamiento de dichos lugares.
Imagino que les ha pasado al visitar una tienda o llegar a un restaurante que por alguna razón no terminan de sentirse a gusto, pareciera que las cosas no funcionan o no están donde deberían. Esto sucede cuando no se ha habilitado correctamente el por qué y para qué de lo que se dispone en un espacio como el mobiliario, la circulación o la iluminación.
La sensibilidad y el manejo del detalle, el compromiso con el estilo son partes esenciales del trabajo de los ambientes interiores. Otro encuentro con el interior es el cambio de uso que puede necesitar un espacio ya concebido. La reutilización adaptativa o adaptive reuse, donde ese edificio que albergaba una oficina de abogados de repente será la nueva discoteca de moda.
La eventual decoración de los espacios creados forma parte del trabajo del interiorista, ya que es parte de adaptar el entorno a los requerimientos de quienes le darán uso. Los detalles de iluminación, colores y mobiliario son el punto final a la tarea de convertir paredes en verdaderos hábitats.